​Para obtener un cambio significativo en su cuerpo que les permita lucir y sentirse mejor, muchos buscan la mejor proteína, las rutinas de ejercicio más efectivas o la más infalible de las dietas. Sin embargo, obvian el más determinante de los factores para lograr ver resultados: el descanso.

Las horas y la calidad del descanso hacen que nuestro cuerpo se regenere y pueda lidiar con el estrés corporal y emocional.

Se recomienda, por ejemplo, que para mantenernos sanos y productivos descansemos mínimo unas 6 horas corridas en un ambiente adecuado para el sueño, sin teléfonos celulares cercanos, lejos de cualquier aparato que emita ondas electromagnéticas en una  habitación oscura y con buena ventilación.

Si para entrenar tienes que acortar tus horas de descanso, que no llegan a 6, es más sano y efectivo que te quedes descansando a que entrenes agotado.

Otro tipo de descanso, igual de importante, es el que debemos tomar entre entrenamientos. Hacer ejercicios todos los días no necesariamente proporcionará mejores  y más rápidos resultados. 

Al mover libras causamos mayor contracción muscular en nuestro cuerpo, el impulso nervioso es mucho más intenso y el cerebro queda muy drenado. Es por esto que se recomienda entrenar con días de descanso de por medio.

Hay que tener en cuenta que el ejercicio es una forma de estrés y esto también debe sobrellevarlo nuestro cuerpo.

Lo más importante es saber que de la recuperación es que se obtienen los resultados, no durante el entrenamiento. El entrenamiento es la estimulación. Por lo que respetar los días de descanso, es  imprescindible.

Para darle descanso a los músculos podemos recurrir a diferentes opciones entre las que se cuentan los masajes, saunas y contrastes de baño fríos.

Un baño con agua muy fría nos permite una recuperación acelerada, ya que conlleva una adaptación interna como la vasodilatación o contracción de los vasos capilares.

Algo sencillo que también nos puede ayudar es una buena comida y luego dormir una siesta.