Mira tu lista de tareas para hoy. ¿Cómo luce? Si eres como la mayoría de las personas, probablemente luce abrumadoramente larga. Hay quienes opinan que los seres humanos sobreestimamos lo que podemos hacer en un día y subestimamos lo que podemos lograr en un año. La mejor prueba de lo primero es nuestra extensa lista de pendientes diarios.
Teniendo esto en mente, es importante despejar cualquier duda respecto a los siguientes conceptos: hábitos y metas.
Los hábitos transforman tu día a día. Son esas prácticas que te llevan a ser quien deseas ser a largo plazo.
Las metas te pueden brindar una dirección, algo que anhelas alcanzar. Si te organizas bien, es posible lograrla. Pero, reflexionemos: ¿realmente te transforman la rutina?
En el caso de que tu interés esté más alineado con la lectura, el propósito no es simplemente leer uno o varios libros los últimos tres meses del 2021. El objetivo es convertirte en un buen lector. ¿Entiendes la diferencia?
De hecho, existe un amplio abanico de opciones para instalar nuevos hábitos que probablemente te harán más productivo, pero como explica James Clear en su libro Hábitos Atómicos, no tienes que hacer cambios monumentales para caminar en la dirección correcta. Un pequeño ajuste en tus hábitos diarios puede marcar la diferencia a largo plazo.
Nuestros recursos —el tiempo incluido— son limitados. Cada tarea, por más simple que sea, se realiza en el transcurso de un tiempo determinado. Los minutos siguen avanzando; lo que hagamos con ellos es (en gran parte) nuestra decisión, pero el reloj no se detendrá nunca.
Eso quizás puede producir una ansiedad terrible. Pero, por otro lado, puede despertarte a la realidad de que debes y eres capaz de ser más sabio a la hora de planificar tus tareas diarias.
Iniciemos detallando y analizando de qué están compuestos los hábitos:
1-Una señal. Eso que ves y te recuerda que tienes que realizar cierta acción. Por ejemplo: una notificación en tu celular. Otras señales podrían ser: un olor, un sonido, un estímulo visual.
2-Deseo. Aquí se detona cierta ansiedad por realizar esa actividad. Ves la notificación y sientes ese impulso por revisar la información recibida.
3-La respuesta. Este es el hábito como tal. Pueden ser algunos que te acerquen un poco más a tus metas, a convertirte en la persona que quieres ser. O un hábito malo, que te aleje de tus propósitos.
4-Recompensa. Premio que obtienes por haber realizado tu hábito. Puede ser la satisfacción de lo que has logrado hoy o incluso la emoción por aquello que, con certeza, sabes que lograrás mañana.
Esto ayuda a reforzar el hábito y tu cerebro lo asocia de la siguiente manera: “esto es algo bueno, tenemos que repetirlo, ¡hay que hacerlo nuevamente!".
Luego de entender cómo funciona esta fórmula y de qué manera te puede aportar significativamente para modificar patrones negativos en tu rutina, pasamos a ejercitar el músculo con las cuatro leyes para el cambio de hábito:
1-Hazlo obvio. Debes hacer las señales de tus buenos hábitos algo sencillo de identificar. Por ejemplo: Si deseas cultivar el hábito de la lectura durante este último trimestre del año, puedes ayudarte colocando libros en lugares estratégicos; la mesita de noche o la cartera. Si vas a algún lugar donde te tocará esperar un largo rato, en vez de optar por utilizar el celular, aprovecha ese tiempo para leer, por lo menos entre 10-15 minutos, será un tiempo más que suficiente.
2-Hazlo atractivo. Volvemos con el hábito de la lectura. Si te gusta tomar café o un té caliente, anímate diciendo: “No voy a tomármelo, a menos que esté leyendo en ese momento". Ese será tu cita especial de lectura. Se convertirá en una actividad mucho más atractiva para ti, uno de tus instantes favoritos del día o la semana.
3-Hazlo fácil. Es más importante ser constante a largo plazo, empezando con pequeños pasos, que emocionarte con cambios extraordinarios que solo duran, como mucho, tres semanas.
4-Hazlo satisfactorio. Usualmente tardamos mucho tiempo en ver los frutos de nuestro esfuerzo y en sentirnos satisfechos a corto plazo, manteniendo y desarrollando nuestros buenos hábitos. Seamos realistas. Una manera interesante para animarte a reflejar tu progreso personal con la lectura es ir marcando vía Good Reads los libros y las páginas que has ido leyendo.
Esta herramienta te ayudará a mantenerte motivado y representará un mayor compromiso y responsabilidad, a la vez que vas observando tus propios avances.
Como plantea el autor de Hábitos Átomicos: “el camino menos transitado es el de la gratificación retrasada. Si estás dispuesto a esperar las recompensas, enfrentarás menos competencia y, a menudo, obtendrás una recompensa mayor."
Una advertencia final: no caigas en la trampa de querer consolidar varios hábitos al mismo tiempo (lectura, ejercicios, estudios, productividad…). Empieza uno a la vez y no te presiones por cumplirlo en un lapso específico, pues esto depende de tu personalidad, el tipo de actividad y la frecuencia con la que se realiza.