Es cada día más evidente que hay que buscar soluciones para adaptar una relación comercial tradicional a un nuevo escenario que, probablemente, su fundador jamás imaginó.
Muchas de esas empresas se han quedado, literalmente, paralizadas sin saber qué hacer. No tienen ni la visión ni el mapa que les sirva de guía para enfrentarse a este cambio de paradigma que ha supuesto la COVID-19.
Sin embargo, como dice la sabiduría popular, toda crisis viene acompañada de oportunidades, no debemos verla como un concepto negativo. Pero, ¿por qué siempre se habla de esto? Veamos un par de explicaciones que nos sirven de aclaración:
La palabra crisis en chino es wēijī, un término compuesto donde wēi es peligro y jī equivale al momento de la verdad, a la oportunidad.
También los clásicos griegos pensaban parecido a los chinos. Crisis incluye la raíz griega kríno-, que significa “decidir”: es decir, en la Grecia clásica, cuando una persona estaba ante una crisis, estaba ante una alternativa, ante un momento crítico, en el cual debía tomar la decisión de ir por un camino u otro.
En lenguaje llano es esa etapa en la que uno ve que es necesario afrontar un cambio total o parcial de una situación.
Los emprendedores, ante las crisis, juegan un rol fundamental. ¿Por qué?
Tienen la posibilidad de detectar esas oportunidades, porque su cerebro está imaginando siempre nuevos escenarios para adaptarse. Son, por naturaleza, inquietos.
Son capaces de crear nuevas propuestas de negocios para un público objetivo, que también ha evolucionado y opera bajo este nuevo escenario de la covidianidad. No piensan primero en la idea de negocio, sino en la necesidad que pueden solucionar para ese público.
¿Significa eso que emprender es posible en mitad de una situación como la actual? Por supuesto. Nadie dijo que fuera fácil, pero no es imposible.
Volvamos a la etimología: el verbo emprender significa trabajar duro: “Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”, según la RAE.
Entonces todo emprendimiento exige esfuerzo o trabajo, especialmente cuando tiene cierta importancia o envergadura.
Visto así, no cabe duda que, si tenemos espíritu emprendedor, estamos ante el momento adecuado de la Historia para tirar para adelante y hacer realidad esa idea que nos ronda en la cabeza.
En ese sentido, preguntamos a Oscar Calderón, director de los programas MBA y EMBA de la prestigiosa Escuela de Negocios BARNA Management School, cuáles serían sus cuatro consejos para los emprendedores bajo este escenario de la nueva normalidad:
Desarrolla negocios digitales. Las medidas para mitigar la propagación de la COVID-19, como el distanciamiento físico y el confinamiento por período prolongado, han generado nuevas oportunidades de negocios, principalmente tiendas en línea con entrega a domicilio, entretenimiento online, clases digitales, atención de salud virtual, entre otros.
No tengas miedo de enfrentarte a los grandes. En las crisis, se ha demostrado que los pequeños han acabado con algunos tiburones grandes y son los que terminan redefiniendo y reconfigurando los sectores.
Ponte a la altura de las circunstancias. Revisar el flujo de caja cada día y modelar las decisiones, cuantificando los efectos en el balance, en los estados de resultados y demás.
Haz que tu propuesta de valor, compromiso y reputación sea parte de lo que te precede, para que a partir de ese conjunto logres crear una cultura alrededor de la gente, de todo lo que estás haciendo.
Llevando estas recomendaciones a un plano práctico, te podemos ofrecer estos puntos que te sirvan como una guía para lanzarte al mundo del emprendimiento, justo cuando otros menos atrevidos se frenarían.
Encontrar una necesidad en tiempos de crisis puede ser tu pasaporte al éxito. Enfócate en una sola necesidad, no trates de arreglar el mundo en solitario.
Y diseña cómo esa necesidad concreta será cubierta con un producto o servicio, no más. Ya tendrás tiempo para diversificarte más adelante. Ahora, concentra tus esfuerzos.
Esa solución para tu nicho de mercado debe, además, ajustarse al momento en cuanto a su precio. En épocas de crisis económica e incertidumbre, la gente cuida más que nunca de su bolsillo. No lo olvides para no quedar fuera de juego. Maximiza el valor que ofreces por el menor precio posible.
Promociona tu propuesta de valor apoyándote en plataformas digitales. El marketing digital es una gran ventana a tus potenciales clientes. Siempre que te sea posible, combina una estrategia que contemple la combinación de tu web con tus redes sociales.
Piensa detenidamente en tu propuesta de marketing: más allá de la mera publicidad, desarrolla contenidos de valor para tu audiencia meta (blog, redes sociales, ebook, podcast, newsletter), apóyate en las herramientas del marketing relacional y crea una potente base de datos que te permita segmentar por tipo de clientes y de potenciales clientes, por sus aficiones y estilos de vida, su momento particular de relación con tu marca. Busca vías para comunicarte con cada segmento a diario, sin ser invasivo. Hazte así imprescindible para ellos.
No arriesgues capital que no tienes o hipoteques bienes para sacar adelante una estrategia agresiva de ventas. Es mejor crecer paso a paso. Así que distribuye tus recursos y no los gastes todos en la inversión inicial de lanzamiento, porque seguramente los necesitarás después.
Y muy importante, ahorra y reduce tus gastos las primeras entradas de dinero que produzca tu propuesta de negocio. Hay más gastos hormiga de los que te imaginas que puedes controlar. Ve consolidando de este modo una base de recursos para fortalecer tu emprendimiento, hasta que se pague solo y te permita recibir “un sueldo”.
Si sigues estos consejos, abres una puerta al futuro y a la sostenibilidad de tu emprendimiento.