Adquirir una vivienda es el sueño más preciado de todo ser humano, porque nos brinda cobijo, seguridad y estabilidad; en ella llenamos nuestra vida de felicidad, al ver crecer la familia cada día y compartir momentos y experiencias.
Sea para vivir como soltero o como casados; sea la primera casa o una de varias, la vivienda es una de las decisiones más importantes en nuestras vidas.
Desde que vamos alcanzando la mayoría de edad nos llegan aires de independencia que nos obligan a pensar sobre el particular. Algunas preguntas nos pueden mostrar el rumbo:
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¿Qué comprar?
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¿Cómo comprar?
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¿Cuándo comprar?
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¿Dónde comprar?
Vamos con la respuesta a cada una de estas preguntas.
El primer reto que debemos enfrentar nos llega al momento de decidir
qué tipo de inmueble queremos comprar.
Como seres humanos siempre tenemos altas expectativas y grandes deseos, que debemos ajustar a nuestras posibilidades económicas.
Una adquisición que se encuentre por debajo de nuestras necesidades y de nuestra capacidad de pago nos acarrea insatisfacción.
Por el contrario, una compra por encima de las posibilidades económicas que tenemos nos traerá grandes dolores de cabeza, y esa preocupación, sin duda, afectará nuestra salud y nuestras familias.
El
tipo de inmueble a elegir siempre va a depender de los siguientes factores:
- Nuestras necesidades
- Espacio físico o dependencias que deseamos.
- Cantidad de miembros de la familia y su posible expansión.
- Zona donde deseamos vivir o que estudien nuestros hijos.
- Presupuesto disponible.
En el mercado dominicano podemos encontrar ofertas de
apartamentos desde 1 hasta 5 habitaciones, con o sin áreas sociales y de esparcimiento, en el centro de la ciudad, y siempre están vigentes las opciones de viviendas de 1 y 2 niveles, principalmente, en las zonas periféricas al polígono central.
Si entramos al segundo punto,
cómo comprar, sabemos que, con bastante seguridad, necesitaremos el apoyo de una institución financiera que nos preste el capital necesario.
El
pago del préstamo hipotecario debe estar acorde con nuestra generación de ingresos, sean estos particulares o mancomunados. Es importante cumplir con esta regla: el
pago del financiamiento bancario debe ajustarse a no más del
30% del salario, siempre que el comprador tenga condiciones estables de empleo, sociales y emocionales.
Al momento de comprar debemos estar claros también de que hemos de aportar recursos propios para reservar y afrontar el pago del inicial de la vivienda. Para esto es clave entender que
la base de ahorro es fundamental para iniciar los pasos a la hora de adquirir un inmueble. Sin ahorro previo, no te plantees la compra una casa.
El ahorro nos permite pagar el inicial como aporte propio. ¿Y de cuánto debería ser ese monto? El inicial tiene que ser un mínimo de
20% del valor del bien adquirido y
solicitar al banco un préstamo por el monto restante, que será devuelto en un largo plazo.
Mientras mayor sea el aporte propio,
menor será la
necesidad de financiamiento y, por tanto, menores las cuotas; el préstamo también podría ser saldado en menos tiempo. Así que contar con la base de ahorro necesaria para pagar el inicial y un chin más jugará a tu favor.
Sobre este particular siempre es bueno consultar con tu
oficial de cuentas del banco para conocer el monto disponible para financiamiento. Además del monto solicitado debemos tomar muy en cuenta:
- Si la situación económica del país es estable podemos solicitar la tasa a un largo plazo.
- Si las condiciones económicas generan incertidumbre podemos solicitar esquemas de tasa fija por un año y renegociar la misma una vez se cumpla ese período.
- En este tipo de préstamos es recomendable que sean tomados a un largo plazo, es decir, 10, 15 ó 20 años con la posibilidad de realizar abonos extraordinarios durante la vigencia del préstamo.
Avancemos a la tercera pregunta para saber
cuándo comprar una vivienda.
Conocer el
mercado inmobiliario nos da la oportunidad de saber el mejor momento para adquirir un inmueble, ya sea para uso personal o como inversión.
El mercado de bienes inmuebles es cíclico: se mueve en función de la oferta y demanda y se ve afectado directamente por factores macroeconómicos, tales como la inflación y la tasa de cambio, entre otros.
En los últimos 20 años se ha dinamizado la
construcción de viviendas en toda la geografía nacional, donde notamos un crecimiento vertical significativo en las principales metrópolis del país y un desarrollo de viviendas económicas en las afuera de la ciudad capital y en algunas provincias del interior.
La
movilidad urbana crece constantemente y mayor cantidad de personas se van concentrando en la capital frente a otros lugares del país.
La
decisión de cuándo comprar viene dada por las
condiciones del mercado inmobiliario. En momentos de crecimiento económico, la demanda de inmuebles supera la oferta y esto genera un incremento de precios de los bienes
Lo contrario ocurre usualmente en momentos de crisis: se presenta una situación inversa, donde la oferta supera la demanda, lo que provoca una reducción significativa de los precios.
Estos momentos de crisis son aprovechados por aquellas personas que tienen un
buen nivel de ahorros y además cuentan con facilidades para obtener financiamiento, lo que les permite
comprar propiedades de oportunidad.
Otra de las variables que debemos despejar es
dónde comprar.
Siempre el valor sentimental nos arrastra a estar cerca de la familia. El estar cerca de los nuestros nos ofrece ciertas comodidades, apego y estabilidad emocional, aunque por razones laborales nos vemos en la
necesidad de mudarnos lejos de nuestros seres queridos.
Las crisis siempre sacar lo mejor de nosotros, son momentos de oportunidades, de creatividad y de cambios de rumbo. Nos demuestran qué tan flexibles somos frente a la realidad que estamos viviendo, cómo enfrentamos nuestras finanzas personales y evaluamos nuestro estatus quo.
La crisis sanitaria que vivimos desde inicios de 2020 nos ha hecho replantearnos la vivienda como un escenario donde convergen descanso, trabajo, estudio, ocio y diversión.
Con la pandemia
nuestras casas se han convertido en nuestros nuevos espacios laborables, echando a un lado esa paz y tranquilidad que habitaba en ella. También las viviendas se han convertido en
los nuevos centros educativos, donde nuestros hijos deben pasar largas horas frente a su computadora tomando clases virtuales.
Cuando llega el viernes debemos convertirla en los nuevos
lounges, bares y restaurantes donde despejamos el estrés de la semana y abrimos paso a un fin de semana de asueto para compartir en familia. Es en este punto donde nos replanteamos necesidades, deseos y buscar una mayor comodidad para los nuestros.
Existen personas que prefieren
vivir en el centro de la ciudad, donde tienen acceso a todos los servicios a pocos metros de distancia, mientras que otros prefieren
vivir en las afueras de la ciudad, buscando tener una mayor tranquilidad, menor ruido, menor contaminación, espacios abiertos y áreas verdes, aunque sacrifiquen algunas comodidades.
Un elemento importante a decidir es
el momento en que decidimos adquirir nuestra vivienda:
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Adquirir un inmueble en planos nos permite readecuar el diseño original para ajustarlo a nuestros deseos y necesidades y además tenemos mayor tiempo para el
pago del inicial acordado.
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Comprar la vivienda en construcción: en este momento ya la vivienda o apartamento está diseñado y construido y tenemos la oportunidad
de elegir los materiales de terminación y algunas adecuaciones para acomodar a nuestra familia. El tiempo para entregar el pago inicial es menor a un año y debemos
evaluar nuestras opciones de financiamiento.
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Comprar cuando el inmueble ya está construido: en estas condiciones la vivienda se encuentra lista para entrega y no tenemos margen para realizar cambios. Además, debemos buscar el pago total de inicial de inmediato e iniciar los trámites del préstamo.
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Construido con varios años: esto nos permite
adquirir un inmueble por unvalor depreciado con ciertas necesidades de remodelación que podemos realizar a nuestro gusto y posibilidades. Bajo estas condiciones siempre es prudente
realizar un presupuesto de forma previa, el cual nos indique el monto que debemos invertir. Nos servirá para evaluar si el costo más la remodelación no afectan el precio de venta del inmueble en un futuro. Si es tu caso,
calcula aquí cuál es el monto que puedes manejar.
Cualquiera que sea su estilo, forma y tamaño,
la vivienda se convierte en hogar cuando existe amor, armonía, colaboración familiar; cuando en ella se da paso a la comunicación y entrega incondicional de cada uno de sus miembros.
Es en el hogar donde se forma el verdadero ser humano, donde se construyen los lazos más fuertes de la familia, fortaleciendo la autoestima de cada uno de sus miembros y su desarrollo en valores.
Sea
la primera, la segunda o la tercera vivienda, siempre es importante tomar la decisión de manera consciente de las responsabilidades que conlleva el
pago de cuotas mensualesdel préstamo hipotecario, así como los gastos mensuales de mantenimiento y el costo del acondicionamiento del inmueble, de manera que esta decisión se traduzca en una mejor calidad de vida.