Es uno de los ecosistemas más valiosos, como reservorio de vida animal y vegetal, así como sumidero de gases de efecto invernadero.
Los humedales son uno de los ecosistemas más valiosos y productivos que existen desde el punto de vista biológico y son fundamentales para la supervivencia humana y de especies animales y vegetales.
Se estima que, en el siglo XX, la extensión mundial de humedales disminuyó entre un 64% y un71%. A pesar de que Naciones Unidas aprobó la Convención Ramsar en 1971, que busca proteger estos espacios naturales, continúan siendo espacios muy afectados.
Según el informe “Perspectiva Mundial Sobre Los Humedales 2018", publicado por la Convención Ramsar, allí donde hay datos disponibles, se calcula que desde 1970 se ha perdido el 35% de los humedales, a una tasa tres veces mayor que la tasa de pérdida de bosques, lo que significa un daño ambiental serio.
Por eso, cada 2 de febrero desde 1971 se conmemora el Día Mundial de los Humedales, como una fecha para crear conciencia sobre estas extensiones de aguas de tanto valor para la biodiversidad.
Se identifica como humedales a una amplia variedad de hábitats interiores, costeros y marinos, con la característica común de que son zonas que se inundan temporal o permanentemente, con agua poco profunda, convirtiéndolos en ecosistemas de gran importancia por los procesos hidrológicos y ecológicos que atesoran y la diversidad biológica que sustentan.
Por estas características se convierten en importantes reservorios donde se gesta y anida una amplia variedad de especies vegetales y animales.
Es el hogar de aves migratorias, peces, tortugas, anfibios o reptiles, entre diversos animales, así como plantas acuáticas, manglares y otras. Constituyen, además, un recurso de gran importancia económica, cultural, científica y recreativa que debe ser preservado.
Algunos humedales, especialmente las turberas, los manglares y las marismas, son grandes almacenes de carbono, convirtiéndose en agentes para mitigar los efectos nocivos del cambio climático.
Además, sirven como fuentes de control del agua, accionando como dique en inundaciones y protección ante tormentas y deslizamientos de tierras.
Por todo ello, fortalecer la red de humedales artificiales del país es una respuesta eficiente y razonable, que contribuye a contrarrestar los fenómenos más adversos de la crisis climática.
Existen humedales naturales, como los del Parque Nacional Jaragua, los del Parque Nacional de Montecristi, Parque Nacional Lago Enriquillo, y humedales artificiales, en su mayoría tierras agrícolas irrigadas, canales, presas o represas. Todos realizan una función de filtro purificador del agua.
La República Dominicana cuenta con 6,561 kilómetros cuadrados de humedales naturales y artificiales en tierra firme, equivalentes al 13.5% del territorio nacional. Sumados los ambientes marinos, se estima una superficie global aproximada de 11,500 kilómetros cuadrados.
Entre los humedales artificiales, el país reúne 35 presas o embalses y unas 1,200 lagunas artificiales que se utilizan para el ganado y la agricultura, principalmente. Todos estos cuerpos de agua sirven como hábitat para aves migratorias nativas, residentes y endémicas; así como peces, anfibios, crustáceos y moluscos, entre otros animales.
En el esfuerzo para extender los humedales artificiales, la Fundación Popular ha colaborado con otras organizaciones para la construcción de estas infraestructuras verdes que funcionan como plantas de tratamiento de aguas residuales para las comunidades de la cuenca hidrográfica del Yaque del Norte.
En la actualidad, ha apoyado un total de 7 humedales artificiales que benefician directamente a miles de personas.
La operativa de los humedales artificiales reproduce el método mediante el cual la naturaleza depura el agua, por lo que sus costos de operación y de mantenimiento son considerablemente bajos.
Este tipo de plantas de tratamiento tiene una efectividad de más de un 95% en la reducción de la contaminación, logrando una diferencia importante en materia de saneamiento ambiental en las zonas intervenidas.
Además, la Fundación Popular contribuyó a crear un humedal artificial demostrativo en el Jardín Botánico Profesor Eugenio de Jesús Marcano, en Santiago de los Caballeros, el cual funciona como un espacio didáctico y de esparcimiento para los miles de visitantes de este importante pulmón y centro ecológico de la región del Cibao, gracias a la instalación de más de 150 metros en senderos de madera y más de 500 metros de tuberías para la circulación del agua.
Más de 100,000 personas habían visitado este espacio natural hasta el año pasado.