Desde hace 17 años se ha celebrado cada 9 de diciembre el Día Internacional contra la Corrupción, una iniciativa creada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con la finalidad de frenar este mal que nos asedia.
La ONU declara que cada año se pagan mil millones de dólares en sobornos y se calcula que se emplean 2,600 millones de dólares anuales mediante la corrupción, suma que equivale a más del 5% del producto interno bruto mundial.
Pero, ¿qué es la corrupción?
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define corrupción de la siguiente manera: “En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores".
Transparencia Internacional, una organización no gubernamental, cuyo propósito es tomar medidas para combatir la corrupción global en la sociedad civil y prevenir las actividades delictivas derivadas, define corrupción como “el abuso del poder encomendado para beneficio personal"; es decir, que la corrupción trae consigo una lista de delitos asociados, como la estafa contra el estado, soborno y otros.
Estos delitos se consideran como delitos precedentes de lavado de activos, de acuerdo a la Ley 155-17 contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo, publicada en nuestro país en junio de 2017.
La corrupción nos acarrea muchas consecuencias negativas, entre las cuales podemos destacar las siguientes:
- Desmejora la democracia y el estado de derecho.
- Distorsiona los mercados.
- Permite la prosperidad de la delincuencia organizada, el terrorismo y otras amenazas a la seguridad humana.
- Extravía los fondos destinados al desarrollo.
- Socava la capacidad de los gobiernos de brindar servicios públicos básicos.
- Nutre la desigualdad y la injusticia.
- Amedrenta la llegada de inversión y ayudas extranjeras.
- Dificulta el alivio de la pobreza y el desarrollo.
En resumen, un sistema corrupto hace más pobre a la sociedad que lo padece.
Por eso, debido a los males que la corrupción inflige en las sociedades, la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción, celebrada en el año 2003, indica que cada estado que sea parte de este convenio debe:
- Establecer y fomentar prácticas eficaces encaminadas a prevenir la corrupción.
- Evaluar periódicamente los instrumentos jurídicos y las medidas administrativas pertinentes, a fin de determinar si son adecuados para combatir la corrupción.
No es solo un asunto de las instituciones, también de las personas. Todos pueden y deben luchar contra la corrupción a su nivel. La Superintendencia de Bancos de la República Dominicana, con motivo del Día Nacional de la Prevención del Lavado de Activos, aconsejó adoptar una serie de recomendaciones para personas físicas y jurídicas.
Entre ellas, por ejemplo, indagar la procedencia de los activos que te confíen, dudar de "negocios fáciles", no prestar tu nombre para recibir dinero de desconocidos por ningún medio, informar a tu entidad financiera sobre cualquier consignación que recibas de origen desconocido, no participar en esquemas financieros piramidales o de captación masiva de dinero, entre otros.
La corrupción a nivel público
Es importante señalar que, desde 1995, la organización no gubernamental Transparencia Internacional publica anualmente el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), que mide los niveles de percepción de corrupción en el sector público de un país.
Este indicador evalúa 180 países y se elabora con encuestas que recogen la opinión de expertos y empresarios.
Para ello, utiliza una escala de 0-100, donde los valores más bajos son sinónimos de un nivel de percepción sobre la corrupción muy elevado y los más altos significan la ausencia de corrupción. En términos de color, va desde el rojo más intenso (corrupción muy elevada) hasta el amarillo claro (sin corrupción).
En el IPC más reciente, publicado en 2020 con los datos de percepción de la corrupción registrados para 2019, Dinamarca y Nueva Zelanda se sitúan en las primeras posiciones de la tabla, cada una con un índice de 87 puntos; y en la parte baja de esta lista se encuentran Somalia, Sudán del Sur y Siria, con 9, 12 y 13 puntos respectivamente.
En líneas generales, el informe reconoce que la ciudadanía a nivel mundial está cada vez más cansada de la corrupción y esto se ha visto en el último año, con movimientos anticorrupción de la sociedad civil que han ganado fuerza y se han manifestado contra las prácticas corruptas de sus gobiernos.
No obstante, Transparencia Internacional lamenta que una importante cantidad de países han hecho poco o ningún progreso contra la corrupción. De hecho, dos tercios de los países evaluados obtienen puntuaciones por debajo de 50 y el promedio de la tabla es de 43 puntos.
Su análisis sugiere que para frenar la corrupción es esencial reducir la influencia de los grandes capitales en la política y promover la inclusión en los procesos de toma de decisiones.
¿Cuál es el índice de corrupción en la República Dominicana?
En el listado más reciente de Transparencia Internacional, República Dominicana se encuentra en la posición 138, con 28 puntos sobre 100 de percepción de la corrupción, al mismo nivel que Liberia, Paraguay, Rusia, Líbano, Papúa Nueva Guinea, Mauritania, Uganda y Kenia. Una baja posición dentro de ese conjunto analizado de 180 estados.
En Latinoamérica, Nicaragua (22), Haití (18) y Venezuela (16) son los países con el menor puntaje.
Lamentablemente, muchas naciones latinoamericanas sufren este cáncer, que está infiltrado en el corazón de sus sistemas políticos. Por ejemplo, según este otro estudio de Transparencia Internacional, el 46% de los dominicanos reconoce haber experimentado la compra de votos en unas elecciones.
En el mundo globalizado de hoy día, es importante tener en cuenta estos resultados, pues aparecer con una mala posición en este medidor de la corrupción pública daña la imagen país, en cuya construcción se invierte tanto esfuerzo.
Entonces, ¿qué hacer para tener un progreso real en la lucha contra la corrupción? De nuevo, la organización no gubernamental Transparencia Internacional nos ofrece las siguientes recomendaciones:
- Fortalecer las instituciones responsables de mantener el control y el equilibrio sobre el poder político y garantizar que puedan actuar sin intimidaciones.
- Reducir la brecha entre la legislación existente contra la corrupción y su práctica y aplicación real.
- Apoyar a las organizaciones de la sociedad civil para fomentar la participación política y la supervisión del gasto público por parte de la ciudadanía, sobre todo en el ámbito local.
- Respaldar la libertad y la independencia de los medios de comunicación y garantizar la seguridad de los periodistas, así como su libertad para trabajar sin sufrir intimidación o acoso.
Como entidad financiera, estamos totalmente comprometidos para contribuir y ser parte de esta lucha en contra de la corrupción. Contamos con un programa de prevención de Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo que incorpora los requerimientos indicados en las leyes sobre esta materia, así como las mejores prácticas internacionales.
Es responsabilidad de todos frenar el mal que genera la corrupción en nuestra sociedad y en el mundo.