Siempre tienes una situación a la que enfrentarte. Y siempre actúas igual: identifica los datos, piensas en las alternativas, evalúas la de mayor conveniencia y eliges, es decir, decides.
Este proceso implica el desarrollo de importantes habilidades como el pensamiento crítico, la capacidad de análisis, saber evaluar alternativas y pasar a ejecutar.
Tengamos en cuenta esta premisa:
TODA DECISIÓN tiene un RESULTADO y este acarrea unas CONSECUENCIAS, las cuales debemos asumir responsablemente.
Las elecciones que tomas, y también las que dejas de tomar, siempre tendrán consecuencias, que solo pueden ser efectivas y eficaces cuando las aceptamos y nos responsabilizamos de ellas.
¿Cuáles son las dificultades con las que podemos tropezar en la toma de decisiones?
Los distractores o dificultades aparecen cuando hemos identificado las alternativas u opciones.
Normalmente nuestros pensamientos no pueden distinguir las ventajas u oportunidades. Algunos de los elementos que influyen en la forma como analizamos y pensamos en ese momento son:
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Nuestras emociones: culpa, ansiedad, remordimiento, miedo. Cuando no la identificamos y no somos conscientes de ellas no podemos gestionarlas, lo que nos lleva a tomar decisiones arriesgadas, impulsivas y con falta de objetividad.
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EfectoVagón de Cola: esto ocurre cuando tienes tendencia a seguir la moda, lo que están haciendo los demás. Este impulso viene dado por la cultura, el entorno, cuando nos movemos por la necesidad de pertenencia y aceptación.
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Disfruta ahora, arréglalo después: entramos en el proceso de gratificación inmediata, en el
“yo me lo merezco", “la vida es una sola", “yo trabajo mucho" y todas las autojustificaciones que se nos ocurran. Desde este lugar, empezamos a buscar intencionalmente evidencia de nuestros esfuerzos como una forma de compensar y validar este deseo.
- No tener consciencia de que
no decidires una decisión: al no decidir, postergas, ignoras una situación y las consecuencias nunca son favorables. Se vuelven
una bola de nieve donde los problemas crecen, la situación empeora y reaccionamos por presión o desgaste, afectando nuestra estabilidad y bienestar.
En estos escenarios frecuentemente nuestras decisiones financieras
impactarán negativamente nuestro capital y capacidad de pago, perjudicando nuestro perfil crediticio, nuestra reputación e identidad.
En estos momentos, reflexiona sobre esta pregunta: ¿cuáles son las dificultades que hoy te impiden tener una
vida financiera saludable? Identifica las respuestas cuando decides:
- Ahorrar o no
- Cuidar el gasto o despilfarrar
- Hacer un presupuesto o guiarse por impulsos
- Construir un fondo de emergencia o vivir al día
- ¡Invertir para el futuro o no interesarte en el largo plazo!
Analizando esto, pregúntate ahora: ¿estás tomando
decisiones importantes para tu bienestar financiero, tu futuro y el de tu familia?
Tomar decisiones puede tornarse en un proceso agotador, en el cual podemos dejar trabajar a nuestro piloto automático: evitamos decidir y dejamos que la vida, las circunstancias y el momento elijan por nosotros.
Por esto es importante
dejar de evadir y tomar las riendas de tus decisiones. Trabaja constantemente en el desarrollo de esta habilidad que impactará positivamente en tu vida personal y financiera.
Toma el
control de tus decisiones, de tu vida y de tus finanzas.
¿Cómo empezar?
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Establece con claridad tus objetivos. Quienes tienen
metas claras, tienen un fin, un propósito que conseguir y, por lo tanto, cada vez más tomaran decisiones que los ayuden a lograrlas.
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Haz un compromiso personal. Define para qué deseas esto y que lograrás cuando lo tengas. Conectar con el propósito te brinda la motivación para sostener en el tiempo tus acciones.
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Presupuesta y que esto sea tu guía. El presupuesto te da estructura, te brinda confianza y posibilidad de logro. Además, en caso de no seguir lo planeado puedes ver con claridad dónde estuvo el fallo. Identifica las partidas fijas y los topes de gastos. Son claves.
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Mide el progreso. Determina los tiempos en los cuales harás los seguimientos y mide el progreso. Identifica cómo vas y cuáles acciones puedes seguir implementando.
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Aprende a evaluar alternativas. Cuando los objetivos están claros, evaluar las alternativas puede ser más fácil. Sin embargo, debes aprender a distinguir una necesidad real frente a una necesidad alimentada por el entorno social y comercial. Aprende a priorizar entre A y B.
¿Cómo puedo lidiar con las compras y las ofertas?
Siempre estamos siendo bombardeados con ofertas y motivación a las compras. La recomendación básica es
no comprar nada ahora que perfectamente puedas compra después.
Enfócate en
preservar tu capital y, si tienes la oportunidad de comprar después, ese será el mejor momento.
Las crisis siempre son oportunidades. Así que, en este momento, valdría la pena comprar exclusivamente aquellas cosas que nos puedan agregar valor en el tiempo: por ejemplo, algún curso que nos ayude a aumentar potencialmente nuestros ingresos o artículos que nos simplifiquen las cosas y que sean realmente necesarios en este momento.
El exceso de información, la incertidumbre, las circunstancias de nuestra economía personal pueden no ser las idóneas, pero si hay algo que puede ayudarte es incorporar rutinas predecibles, mantener un estado de calma,
gestionar tus emociones, definir planes a corto plazo y fijar topes de gastos.
Ten claridad de qué es lo importante y
qué quieres cuidar en tu vida. ¿Estar sano, la salud de tu familia, tus finanzas? Para cualquier área que elijas, necesitarás tomar decisiones:
- ¿Qué quiero hacer?
- ¿Cuáles son mis opciones?
- ¿Pros y contras de cada una de ella?
- ¿Cómo lo voy hacer?
La invitación es a que detenidamente y reflexionar: lo que elijas será lo que decidas y
cada decisión paga un precio o tiene una recompensa.