En los últimos meses hemos venido experimentando una transformación del mercado inmobiliario, porque nuestras casas se han convertido en nuestros lugares de trabajo, escuelas, gimnasios, lounge, estar familiar, zona de esparcimiento y de ocio.
Y esta es una tendencia internacional que continuará en el tiempo. La pandemia de la COVID-19 nos ha permitido redescubrir nuestro hogar y tratar de buscarle la vuelta a todas sus posibilidades.
Como en ocasiones el espacio es el que es, ha surgido una nueva necesidad de disponer de áreas físicas más amplias, lograr una eficiencia funcional y a la vez mejorar la calidad de vida de nuestros seres queridos, momento en que surge la idea adquirir un nuevo inmueble que se adapte más a nuestras nuevas necesidades postpandemia.
Si tu caso es comprar una nueva vivienda, hay una serie de preguntas que siempre debemos hacernos. Y, seguramente también, debemos valorar la necesidad de vender la vivienda que tenemos para comprar la nueva.
Por supuesto, llegados a este punto de inflexión, buscaremos maximizar los recursos que podamos obtener de la casa que vendemos para que nos permita adquirir una nueva con las características deseadas.
A la hora de comprar una vivienda hay que planificarse. Como siempre queremos mejorar en la vida, soñemos en grande con esa nueva vivienda que queremos. Por eso es tan importante lograr vender bien el inmueble actual.
Tomada la decisión de vender, ¿qué debemos tener en cuenta para lograr el máximo capital posible por nuestra propiedad? Para que eso sea factible, debemos practicar lo que en inglés se denomina “home staging", es decir, repasar los desperfectos y acondicionar el lugar antes de dar el siguiente paso y sacarlo al mercado.
De hecho, existen incluso profesionales del ramo: los home stagers planifican las mejoras y logran vender las viviendas más rápido. En el fondo, se trata de una herramienta de marketing inmobiliario para mejorar la imagen de las viviendas de cara a su mejor venta.
De no hacer esas reparaciones, el precio de nuestro inmueble puede estar sujeto a fuertes devaluaciones. Los potenciales compradores van a exigir descuentos importantes.
De ahí nos surgen las siguientes preguntas:
- ¿Qué hacer?
- ¿Cuándo hacerlo?
- ¿Cómo hacerlo?
- ¿Cuál es el presupuesto ideal?
Cuando nos referimos a qué hacer, esta pregunta viene dada por una inspección minuciosa del inmueble, preferiblemente por un experto en la materia que nos señale aquellas condiciones, fallas o averías que necesitan ser resueltas antes de iniciar la promoción de venta del bien.
Dentro de estas, podemos citar: filtraciones, fallas de plomería, estado de la madera, en especial la de la cocina, estado de conservación y uso de los equipos de los baños, condiciones físicas, entre otros.
Recuerda que muchas casas se venden por sus baños y cocinas, pero no se venden si sus baños o cocinas lucen anticuados, sucios o faltos de mantenimiento.
También toma en consideración el orden y la simpleza de tu hogar a la hora de enseñarlo a futuros compradores: sí, es tu casa y son tus cosas; pero los visitantes no tienen que experimentar la fatiga visual de todos tus corotos regados.
Menos es más: deshazte de muebles y elementos innecesarios; y no olvides que el orden transmite armonía y paz mental, es decir, más posibilidades de vender con éxito. Organiza tus espacios de almacenamiento: walking closets, armarios, despensas. Los visitantes usualmente quieren ver su interior para valorar sus posibilidades y no deseamos que se lleven una sorpresa desagradable.
Es importante evaluar adecuadamente las condiciones de la pintura interior y exterior de la propiedad, realizando la reparación total o parcial de las áreas afectadas, ya que esto cambia radicalmente la perspectiva del inmueble frente a potenciales compradores.
En los casos de condominios, ya sea un edificio de apartamentos o conjunto de unidades residenciales de manera horizontal, va a ser fundamental las condiciones de las áreas comunes. Muchas veces debemos hacernos cargo de la mejoría de ellas para lograr un aspecto más adecuado al momento de recibir visitas de los interesados.
La pregunta sobre cuándo hacerlo va a depender de la disponibilidad de los recursos económicos con que contamos para realizar esas adecuaciones y el interés de vender (tiempo esperado).
Siempre las oportunidades debemos aprovecharlas y entender la dinámica del mercado inmobiliario de acuerdo a los ciclos de la economía y las condiciones macroeconómicas, es decir, cómo se comportan la oferta y la demanda del tipo de bien que me interesa adquirir.
Es oportuno realizar todas las reparaciones antes de colocar el letrero de “Se vende" para evitar que lleguen interesados en medio de los trabajos de acondicionamiento y se lleven una mala impresión del inmueble y sus condiciones. Por lo tanto es prudente concluir los trabajos antes de iniciar la promoción.
Eso sí, lo recomendable es que no haya un tiempo prolongado entre el plazo del acondicionamiento y la puesta en venta, ya que los trabajos realizados pierden su brillantez y esplendor.
Sigamos al punto de cómo hacerlo: siempre es importante disponer de un personal capacitado que nos dé soporte en cada una de las tareas que debemos realizar. Tenemos que dejar atrás los servicios del todólogo (persona inexperta que resuelve todo tipo de reparaciones domésticas). Esto nos puede generar más de un dolor de cabeza, porque al final las reparaciones no quedarán al nivel que queremos para sacar nuestra vivienda al mercado de compra y venta inmobiliario.
Es por ello que, si necesitamos reparar la madera, busquemos un buen ebanista; igualmente, si necesitamos un plomero, busquemos el mejor de la comarca.
Al garantizar personal capacitado y experto en cada materia, evitamos retrabajos, costos duplicados y pérdida de tiempo, que al final afectan nuestros bolsillos. Es mejor pagar ligeramente de más para disponer de un personal adiestrado que cumpla en el plazo y condiciones establecidas.
Recordemos el dicho popular: “A veces, lo barato, sale caro" y no olvidemos nuestro objetivo de tratar de vender nuestro inmueble por el mejor precio posible.
De todo lo que debemos reparar o acondicionar, establezcamos una ruta de trabajo con prioridades. Inicia con las reparaciones mayores y luego continúa con los detalles de terminación requeridos. En estos pequeños detalles está el valor y tus potenciales compradores se van a fijar en ellos y los valorarán muy bien.
Hablamos, por ejemplo, de los tomacorrientes, interruptores, lámparas, juntas de cerámicas de pisos, baños y cocinas, hasta el buen funcionamiento de los desagües del inmueble, entre otros.
Los elementos de decoración también deben ser tomados en cuenta al momento de presentar la propiedad a clientes interesados. Por eso, te conviene invertir en una iluminación adecuada, ventilación, cortinas, accesorios de baños, organización de la cocina, todo esto forma parte de la idealización que hace el comprador de su futuro espacio y, sobre todo, refleja cómo cuidamos nuestro propio hogar.
Un detalle que atrae las miradas de futuros compradores son los cabeceros de las camas: ¿se ven anticuados? Cámbialos. ¿No tienes? Instálalos.
En aquellos casos con presencia de animales en el hogar, tratemos de que estén debidamente amarrados o amaestrados y cuidemos la higiene y olores en el ambiente, ya que las condiciones del inmueble no deben verse afectadas por la presencia de estos seres vivos tan importantes en la familia.
Nuestra meta es vender la vivienda al mejor precio. Por tanto, tiene que existir un aroma agradable, tenue y que no moleste a los visitantes.
Vayamos al último punto: ¿cuál es el presupuesto ideal? Siempre tenemos el reto de hacer más con menos. A pesar de que buscamos personas especializadas para los trabajos, esto no significa pagar más caro, sino pagar bien.
Cuando pagamos bien, aseguramos que el trabajo se realice de manera eficiente, en el tiempo y condiciones en que fueron contratados.
Al acondicionar nuestra propiedad con brillado de pisos, higiene y limpieza adecuadas, elementos de decoración propicios y todos los sistemas sanitarios y de cocina en funcionamiento óptimo, podemos lograr maximizar el valor de venta de nuestro inmueble.
Unas buenas fotos de todo este esfuerzo harán que se proyecte todo el potencial de tu vivienda en portales inmobiliarios.
El cariño, detalle y atenciones con la propiedad llamará la atención de los compradores sobre otras ofertas y determinará la recuperación de las inversiones y gastos realizados al momento de venderla.