En teoría, las personas que practican multitasking, o hacen múltiples tareas a la vez, deberían ser más productivas. Eso es lo que solemos escuchar.
La realidad es que no. Según algunos investigadores, los amantes de la multitarea pueden llegar a ser hasta un 40% menos productivos que el resto.
¿A quién podemos nombrar como una persona multitarea? A aquella que realiza (o trata de hacer) dos o más tareas al mismo tiempo; al que va saltando adelante y atrás entre una tarea y la siguiente, sin concluir ninguna; al que realiza automáticamente un sinnúmero de tareas en una rápida sucesión sin descanso alguno.
Si eres de este club del multitasking, analízate. Seguramente, pensarás que logras hacer muchas cosas a la vez y sentirás incluso orgullo por ello; sin embargo, cuando nuestro cerebro cambia de forma rápida el foco de atención de una tarea a otra, se reduce drásticamente la capacidad que tenemos para desarrollar cada tarea de manera eficiente y se incrementa la posibilidad de errores.
¿Por qué?
Pierdes el enfoque con mayor facilidad. Admítelo, es difícil concentrarse en dos cosas a la vez. Acciones como responder a correos electrónicos en medio de una llamada telefónica son una distracción que te hacen perder el objetivo de lo que estabas haciendo originalmente. Como resultado, las personas que realizan múltiples tareas corren el riesgo de olvidar u omitir información importante.
Es malo para tu cerebro y memoria. Hacer muchas cosas diferentes a la vez puede afectar la capacidad cognitiva. El investigador de la Universidad de Stanford Clifford Nass descubrió que, incluso cuando las personas que realizan múltiples tareas de forma crónica se concentraban en una sola tarea, eran menos eficientes. Concluyó que, con el tiempo, la multitarea frecuente cambia la forma en que funciona el cerebro, lo que lleva a una disminución de la productividad, incluso cuando esas personas se concentran.
Los distractores digitales. Las personas multitarea acaban prestando atención a las notificaciones constantes de los dispositivos, ya sean correos, llamadas o mensajes de WhatsApp. Según un estudio de Marty-Dugas, esto permite que la mente divague y provoca errores más frecuentes por falta de atención.
Te ralentiza. Lejos de aumentar la productividad, alternar entre tareas en realidad hace que esas mismas tareas tomen aún más tiempo que si las hubieras atendido una detrás de otra, por lo que, en última instancia, ralentiza el ritmo al que completas el trabajo y no cumples tus metas.
Incrementa el estrés. Tratar de concentrarse en más de una tarea a la vez ejerce presión sobre el cerebro, que está diseñado para concentrarse en una cosa a la vez. Esta presión adicional también causa ansiedad, ya que queremos terminar demasiadas tareas en muy poco tiempo. Es importante cuidar que ese estrés no se torne crónico, porque afectará tu salud.
Tu cerebro trabaja con dos funciones ejecutivas cuando se enfrenta a la multitarea. Según Meyer, Evans y Rubinstein, hay dos etapas en ese proceso de control ejecutivo cerebral que se activan en milésimas de segundo:
Cambio de objetivos: tu cerebro decide hacer una cosa en lugar de otra
Activación de roles: tu cerebro registra un cambio de reglas entre la tarea anterior y la nueva tarea
Estar constantemente presionando al cerebro entre estas dos funciones, lo agota y se ralentiza. Si uno está en casa, viendo la televisión y tratando de llevarse un bocado de comida al estómago, no hay demasiado problema en perder décimas de segundo.
Pero si uno está manejando y texteando al mismo tiempo, las consecuencias pueden ser mortales; igual que si uno trabaja con una máquina de precisión y asume más de una tarea a la vez, poniendo en riesgo la seguridad.
Sin duda, establecer demasiados objetivos a la vez y realizar múltiples tareas para lograrlos hace más daño que bien. El problema es que esta modalidad es un aspecto arraigado en nuestra cultura, y probablemente en muchos lugares de trabajo.
Para evitar el posible impacto perjudicial de la multitarea, limita la cantidad de cosas en las que empleas tu atención en un momento dado a un máximo de dos.
Puedes utilizar también la regla de los 20 minutos. En lugar de cambiar entre tareas, dedica toda tu atención a una sola durante 20 minutos antes de cambiar a la siguiente. Con el tiempo, ayudará con tus niveles de enfoque.
Hay muchas otras técnicas que te ayudan a ganar productividad y gestionar mejor tu tiempo, sin la necesidad de exponerte a la multitarea. Para lograrlo, apóyate en diversos recursos tecnológicos que están a tu alcance y te permiten automatizar procesos que, de otro modo, te roban minutos y atención.
Por otro lado, en nuestras familias, no está de más fomentar una nueva cultura de “cada cosa a su debido tiempo”. Diferentes expertos han apuntado que la multitarea crónica es algo que ya afecta a los adolescentes, quienes se encuentran en edades críticas en la formación de sus conexiones neuronales para desarrollar una mayor capacidad de atención y razonamiento.
Los cerebros de los jóvenes actuales están muy acostumbrados al flujo constante de tareas, notificaciones, actividades, saltando de una a otra; sin embargo, a largo plazo, los investigadores añaden que esto puede tener un impacto negativo a su desarrollo cerebral y a su salud.
La próxima vez que te descubras a ti mismo haciendo más de una o dos tareas a la vez, detente y recapacita. Practica realizar una tarea y luego otra y descubrirás que ganas en productividad y también que disfrutas más de cada tarea.