La comida dominicana es fruto de la mezcla de productos españoles, taínos y africanos, que ha dado lugar a una gran variedad de “platos criollos", es decir, alimentos de origen europeo desarrollados en América a los que se han añadido influencias africanas.
La
República Dominicana es reconocida por sus playas de aguas cristalinas y la variedad de su gastronomia, pero ¿quién se resiste a
la bandera, conocido como el plato más emblematico de nuestro país, compuesto de
arroz,
habichuelas guisadas y
pollo, o a un rico moro de guandules con coco y
pescado frito?
Ahora que han abierto los restaurantes y que con
nuevos protocolos tenemos la oportunidad de asistir nueva vez vez a estos lugares que tanto disfrutamos con nuestros familiares, a degustar las exquiciteces que nos brinda la gastronomía nacional,
Milka Hernández (@PasionporRD), promotora de nuestras raíces y experta en Marketing Turístico nos ofrece una guía de esas comidas que no podemos dejar de probar cuando realicemos algún recorrido por nuestras provincias.
Toma lápiz y papel o abre una nota en tu teléfono inteligente, y anota las recomendaciones que nos hace Milka:
De
norte a
sur, de
este a
oeste, la
gastronomía dominicana, variada y deliciosa se ha consolidado con los años como la mejor representación del mestizaje que se dio en los inicios de la Colonia y prosiguió con las distintas llegadas de oleadas migratorias hacia esta pequeña muestra del paraíso terrenal.
Atrévete a descubrir los sabores dominicanos con nuestras propuestas de temáticas y regionales:
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De Tórtolos a Cocolos: Esta opción inicia en
San Pedro de Macorís y termina en
Samaná, en donde estas influencias étnicas lograron con sus usos y costumbres en las cocinas, así como con productos propios de nuestra tierra el maridaje perfecto entre la nuez del coco, las harinas y los mariscos. El pescado y los arroces al coco, el
Yaniqueque (llamado por Samaná originalmente Jhonny´s cake), el
Conconete, los
Domplines y bebidas como
Ginger Sweet, el
Mabí Inglés y el
Guavaberry provocarán en tu paladar la más exquisita explosión de sabores.
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Ruta del este: Lo que fue el cacicazgo de
Higüey, no solo se destacó por sus bravos guerreros como
Cotubanamá y hermosas aborígenes como
Atabeyra, si no por aprovechar el ganado vacuno, sus derivados y la raíz de la
yuca como elemento primordial para una de la más espectaculares carta de sabores. De allí les invitamos a probar los dulces de “Doña Tula", los
pasteles de nata, las más de 30 formas de comer la yuca, entre las que destacamos las
catibias, el
jugo, el
ponche o su
pan horneado. Entre los frutos del mar y los ríos, peces como
minutas,
carite,
pargo. Otras variedades del mar y las costas que allí se encontrarán son las
almejas,
mejillones y en especial el
cangrejo azul, que tan espectacularmente se cocina por
Miches. Del río, las
jaibas, la
biajaca y la
lisa, las pueden encontrar tanto en guisos, como en otras formas que complementan su amplio repertorio de platos criollos.
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Ruta del nordeste: Franceses e italianos han puesto su toque especial en esta zona, conjugando entre todos en la región una amplia variedad de opciones para degustar, que va desde los mejores
quesos de hoja del país,
dulce de leche,
almendras confitadas o
simplemente asadas, y el
coco el rey de sus calderos, acompañando a
mariscos y
arroces, así como a
crustáceos, siendo el
machaque de cangrejo de
Nagua un reto para los amantes del buen comer.
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La capital: Dicen que capital es capital, y aquí las influencias africanas, taínas y europeas dejaron parte de su mejor legado, desde el
chicharrón villamellero, las longanizas, los
bobotes, las
pastas,
pizzas,
paellas y
carnes asadas se conjugan con la majestuosidad de una ciudad que se discurre entre lo colonial y lo moderno. Los lugares a elegir son múltiples y variados, las opciones van desde precios muy asequibles a otros adaptados al glamour y la exclusividad de sus restaurantes más prestigiosos.
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Del sur al suroeste: Cuenta la historia que de los primeros desembarcos de africanos se dieron en la
playa de los Negros en
Azua. Por su parte
Peravia fue el asentamiento por excelencia de
Canarios,
Bahoruco de japoneses y el resto del sur de europeos quienes encontraron en estas tierras importantes reservas naturales, de una belleza incalculable, el lugar ideal para desarrollar lo mejor de sus cocinas para el resto de la isla y el mundo.
Guisos,
fritos,
mangú, son típicos de estas zonas, siendo el
mangú una herencia netamente africana. El
pescado al coco, frito, hervido con víveres, en bolas tipo croquetas y la
tilapia se coronan como
Reyes del Sur. Por su parte, el
maíz, asado, hervido, frito, tipo
arepa dulce, salada o frita,
chen chen,
chacá, majarete, coquetean con nuestro paladar mientras que otros granos como las
habichuelas y las
habas pueden degustarse tanto dulce, como con sal. El
chambre, el
chivo y el
pollo al coco se lucen por esta zona, y se apoderan de quienes tenemos debilidad por el buen comer. Los
roquetes de guáyiga,
hojaldres, el
vino neibero y los
licores caseros, en plena complicidad con la alegría de vivir seducen de una forma muy especial al viajero de la zona.
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La gran región del Cibao: Esta zona compuesta por 14 provincias en donde se conjuga en sus entrañas la mayor concentración de maridajes gastronómicos de todo el Caribe, con influencias multiétnicas, tales como la
paella constancera, el
cerdo al bucán, los
quipes, el consumo de
Jabalí, así como carnes de diversos cortes y formas de cocción.
Los tubérculos como la
yuca y la
cepa de apio acompañan a platos principales y en el caso del primero nos llevan a recordar el primer encuentro gastronómico del nuevo mundo entre
Guacagaranix y
Colón, el cual fue registrado en el diario del Almirante, quien fascinado por ese pan de raíz amarga y peces cocinados tipo
barbacoa, no pudo escaparse a la seducción de los sabores que en tal memorable evento conoció.
De esos caprichos que no podemos dejar de mencionarles está el
sancocho montañés, las
costillas y las
arepas de
La Vega; el
mofongo mocano, el
pescaito al vapor o frito de los complejos ecoturísticos de
Monseñor Nouel, el
cerdo a la puya de
Santiago, la
trucha asada de
Sánchez Ramírez, el
chivo liniero, y como no, los
dulces banilejos, ocoeños, mocanos, puertoplateños y de
Monte Plata; el manguito banilejo, y siempre terminar con ese negrito tan exquisito, el
café de las lomas de
Monseñor Nouel, las montañas de
Jarabacoa, de
Baní,
Ocoa y
Barahona, así como aquellos que se producen en las alturas de la Cordillera
Septentrional entre
Santiago y
Puerto Plata.
Refrescarse también con el
mabí de
cacheo vegano, los helados de
Jarabacoa y
Moca, así como terminar con el
chocolate dominicano que tan exquisitas producciones se obtienen en
Puerto Plata,
Monte Plata,
Hato Mayor,
El Seibo y en la provincia
Duarte, una de las mayores exportadoras de
cacao orgánico de todo el país.
Rutas como la del
banano orgánico en
Valverde, la de la
miel en
Dajabón, también esperan por ti.
Practica
turismo gastronómico mientras viajas o cuando estés de vacaciones, disfruta las mejores propuestas tomando tomando más que nunca las
debidas precauciones.
Ahora te toca el reto de descubrir los apasionantes sabores de un país en donde realmente se come bueno, la República Dominicana, nuestra Quisqueya, ¡La bella!