Día a día llegan a nosotros clientes con grandes ideas que no saben expresar. Sueñan con cosas “locas”, elementos que en su lenguaje “no pegan”, colores estridentes que no van con el protocolo común de las bodas, y entonces llegan esos clientes que entienden que todas esas cosas locas que no pegan y rompen con lo común, se pueden convertir en un evento que marcará la diferencia.
Tomemos como ejemplo a “Amelia”. Esta novia, llega a nosotras con la idea de hacer una boda diferente, que rompiera esquemas, pero que mantuviese la elegancia y la tradicionalidad de un evento de tal magnitud. Ella sí tenia claro algo, ella quería una boda con detalles azul fuerte, espejos y cristales. Pues como siempre decimos: LET’S DUET!
Unos cuantos meses antes, habíamos organizado la boda a la hermana de Amelia en exactamente el mismo lugar, por lo que nuestro reto numero 1 fue lograr que los mismos invitados sintieran una experiencia distinta en esta ocasión. El proceso de diseño planimétrico nos tomó varias semanas hasta convencernos de haber logrado romper con el esquema ya conocido.
En esta boda, se creó un salón de entrada, delimitado por paredes verdes en azahar, con candelabros tipo apliques que enmarcaban unos grandes espejos. Esto lo complementaba una mesa central con un gran arreglo.
Dentro del salón se encontraban 7 tipos de mesas distintas cada uno con diseños distintos a distintas alturas, trabajados floralmente con diseños estructurados, con poco follaje, a base de rosas blancas, claveles blancos, hortensias blancas y azul, licianthus, lirios cala y orquídeas. Cada mesa la caracterizaba, un tipo de silla y un plato base para marcar la diferencia.
Los bufetes los dividimos en dos estaciones, trabajadas con grandes lámparas de mesa iluminadas combinadas con urnas clásicas en azul y grandes arreglos florales.
El gran impacto de la boda fue el área de la pista de baile que finamente se integraba a un majestuoso bar de espejo creando un solo espacio. Sobre la pista una lluvia de 20 lámparas de cristal tipo disco que dejaban a todo el que entraba con una cara de asombro.
Este asombro, este impacto, ese “Wow factor” es lo que siempre buscamos para marcar la diferencia, ese destello que nos lo dan las novias para hacer de su evento algo diferente y especial.
Por: Sarah Rodríguez y Carmen Escaño, de DUET