Del papel a la piel. Primeros pasos antes de sentir
17 de agosto - 2016
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Teatro
Del papel a la piel. Primeros pasos antes de sentir

EL ARTE DE SER Y NO PARECER

RECONOCER, IMAGINAR, RELAJARME Y PENSAR “SI ESTO ME ESTUVIERA PASANDO A MI".

Dicen que la vida es un teatro, y realmente quien sabe si tienen razón, porque cuando se trata de sentir y dar vida, lo hacemos apasionadamente, tal como debería de ser nuestro día a día, por esto lo llamamos “EL ARTE DE SENTIR”, porque prestarle nuestra piel a un personaje y darle vida, requiere de muchas vísceras y entrega total.

Si hacemos la analogía entre el proceso de creación de los personajes que van a escena o al cine y nuestra vida cotidiana, encontraremos que los conceptos fundamentales de ´´El Método´´ que debe ser aplicado por el actor serán de mucha ayuda. Aquí te dejo la descripción de estos pasos para que aprendas a cómo no perder la actitud, conseguir tus objetivos, mantener firme tus personajes y enfrentar los obstáculos de la trama tal cual un actor lo haría.

*Relajación:

Para que el estado de creación sea posible el actor deberá estar relajado. Claro que esto no es tan simple en una situación de exposición pública como la que se vive en escena. Será necesario mantener una lucha constante y permanente contra las tensiones innecesarias que bloquean la aparición de los estados emocionales y desarrollar un poder de auto observación y control permanente. A través de ejercicios y de un adiestramiento sistemático el actor aprende a realizar este control de una manera inconsciente, mecánica.

*Concentración:

La sola relajación resulta insuficiente para la creación. Stanislavski descubrió que los grandes actores unían a un cuerpo cómodo y relajado una gran concentración en escena. Comenzó por imaginar una "cuarta pared" que separa al actor del público, obligándolo a dirigir toda su atención a lo que sucede en escena y "olvidándose" así del espectador. Esta concentración consistirá en dirigir la atención hacia los objetos reales y/o imaginarios del entorno, para lo cual deberá desarrollar su capacidad de observación.

El actor debe ser un observador atento no solo en la escena, sino también en la vida real. Debe concentrarse con todo su ser en lo que lo atrae; debe mirar un objeto, no como un transeúnte distraído, sino con penetración, porque de lo contrario su método creador no guardará relación con la verdad de la vida ni con su época.

La atención dirigida hacia un objeto (entendiendo por tal todo aquello que está fuera del sujeto) despierta aún más la observación. Pero esta observación tiene una índole activa: no como una "congelación" en algún objeto, sino como un proceso activo, de conocimiento, imprescindible para captar el medio circundante. Si bien en el período inicial de sus investigaciones el intérprete trabaja en torno a una serie de ejercicios tendientes a luchar contra la dispersión y el apartamiento de los objetos de creación (ejercicios que fijaban la atención durante un lapso de tiempo sobre un determinado punto o que restringían o ampliaban los centros de atención) en el período final empieza a considerar a la atención creadora como parte integrante de la acción escénica.

*La acción, el "sí" mágico, las circunstancias dadas:

En la escena siempre hay que hacer algo. La acción, la actividad: he aquí el cimiento del arte dramático, el arte del actor.

Esta acción, en la concepción stanislavskiana puede ser tanto externa como interna, por lo que no necesariamente deberá manifestarse a través del movimiento físico. A su vez, toda acción deberá tener una justificación interna (un "para qué") y ser lógica, coherente y posible en la realidad.

El "sí mágico", que es el "sí" condicional, es el que le permite al actor ingresar en la ficción y sostenerse en ella con verdad. Ejemplo: "si" fuera de noche, "si" estuviera solo en mi casa, "si" escuchara pasos en el patio, etc. Es el encargado de enviar el primer impulso para que se desarrolle el proceso creador, despertando en el artista la actividad interna y externa. Es decir que a partir del "si" el actor crea la ficción y comienza a actuar sobre ella.

Pero si el "si" es el encargado de dar comienzo a la creación, son las "circunstancias dadas" las encargadas de desarrollarla. Sin ellas el "si" no puede adquirir su fuerza de estímulo.

La fábula de la obra, sus hechos, acontecimientos, la época, el tiempo y el lugar de la acción, las condiciones de vida, nuestra idea de la obra como actores y régisseurs, lo que agregamos de nosotros mismos, la puesta en escena, los decorados y trajes, la utilería, la iluminación, los ruidos y sonidos, y todo lo demás que los actores deben tener en cuenta durante su creación

Así," circunstancias dadas" y el "si mágico" ayudan al actor a crear el estímulo interior.

*La imaginación:

Si el modelo que propone Stanislavski es el del actor artista, el del actor creador, es entonces indiscutible el valor de la imaginación en el proceso efectivamente, el personaje es la creación del actor, puesto que será él el encargado de darle vida, de prestarle su cuerpo y sus emociones. El personaje creado por el dramaturgo no es más que un proyecto ideal que deberá ser realizado, materializado por el actor. El autor le dará un discurso al personaje, sólo el actor le dará vida.

Al abordar un texto solo sabemos qué dicen los personajes, pero nunca qué sienten. A lo sumo, en las didascálicas, el autor podrá sugerir un determinado estado anímico para tal o cual parlamento, pero normalmente estas indicaciones son de escasa utilidad para el actor, quien deberá crear para sí los estados emocionales propuestos por el autor en el plano del texto dramático. El autor podrá decir: "Sale Pedro", pero será el actor quien deberá justificar esta acción (por qué sale, para qué, a dónde se dirige, etc). O bien podrá describir al personaje: "Un hombre joven, dinámico, de aspecto agradable"; pero sin duda esto es insuficiente para crear la imagen exterior del mismo. Todos estos "huecos" deberán llenarse con la imaginación del actor.

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