Fuente: Dibujo Poteleche
La verdad es que debería de ser el inglés Banksy el artista urbano más rico del mundo, quien ha revolucionado el mundo con su arte y que ya tiene años vendiendo piezas por cientos de miles de euros, pero no, quien lleva el título del artista urbano que ha acumulado la mayor riqueza corresponde al artista Koreano-Americano David Chloe, un artista que si bien puede tener talento, definitivamente tuvo mucho más suerte.
Chloe tuvo la dicha de ser invitado por Sean Parker, uno de los creadores de la famosa red Napster, a crear un mural en las oficinas de Facebook cuando recién se mudaron a su oficina en Silicon Valley en el año 2005. Se dice que Parker le ofreció la suma de 60 mil dólares al artista por sus servicios, pero le dio también la opción de recibir el equivalente de esta suma en acciones de la empresa, opción que Chloe atinadamente eligió.
Ahora mismo la decisión sería obvia, pero en este momento ni siquiera los dueños de la compañía podrían imaginar la dimensión que el proyecto tomaría. Facebook estaba viviendo un momento importante y generando beneficios al punto de poder tener un nuevo edificio y darse el capricho de contratar un artista y pagar miles de dólares en piezas “atrevidas” (por así llamarlo), casi como un capricho inmaduro de Parker, quien tenía 27 años y una significativa cantidad de dinero a su disposición.
El porcentaje adquirido con el monto en cuestión ascendía quizás a el 0.2% de la compañía, pero al cabo de poco tiempo este monto habría ascendido a más de 150 millones de dólares, dinero que convierte la pieza de este artista en la colección de murales mejor pagada de la historia y a él en el artista urbano que cuenta con la mayor fortuna, y por mucho.
Quien le sigue en la lista es precisamente el inglés Banksy pero con números menores a los 20 millones de euros, lo cual no está nada mal para un artista callejero que incluso ha conseguido conservar su anonimato, manejando su operación comercial a través de una entidad denominada “Pest Control”, quienes también validan la autenticidad de sus piezas.
La popularidad y el ingenio de Banksy han provocado incluso el nacimiento de una fortuna paralela a la suya, luego de conocer a Thierry Guetta, un fotógrafo y dueño de una tienda de ropa de 2da mano en Los Ángeles, con quien Banksy colaboró en la creación de lo que terminó siendo “Exit Through the Gift Shop”, un documental con el que (en su primer intento) Banksy quedó nominado a los premios Oscar. El documental no sólo generó beneficios directamente, sino que en su proceso, el inglés convence a Thierry de hacer “algo de arte”, lo que terminó siendo un gigantesco show en el que nace Mr. Brainwash, un alias bajo el cual Thierry generó alrededor de 1 millón de dólares, convirtiéndose en un extraño caso de artista urbano y millonario, ambos casi de la noche a la mañana.
Hay caminos más largos como el que tomó Shepard Fairey para acumular sus más de 5 millones de dólares, quien a base de la repetición de su diseño de André el Gigante (un conocido personaje de la lucha libre estadounidense de los 90s) generó interés, volviéndose popular junto al llamado OBEY, el cual ha desencadenado un estilo demandado tanto masivamente en camisetas, gorras y otros accesorios con su propia línea, sus imponentes e inconfundibles murales, como las piezas originales exhibidas en galerías por todo el mundo, cuyos precios comienzan en los 20 mil dólares.
La lista de artistas urbanos que reciben remuneraciones generosas es larga, aunque las cifras van bajando dramáticamente a partir de estos casos excepcionales. Aún así, todo indica que la tendencia seguirá ampliando. El mundo de las galerías y los coleccionistas ya se han visto seducidos por artistas urbanos como Basquiat y Keith Haring, pero es este el momento en el que parece estar todo encajando poco a poco, creando un ecosistema en el que no habrá colección que se respete en la que no haya nombres que ganaron su respeto en las calles.