El año 2020 nos ha mostrado tiempos de incertidumbre como nunca antes. Hemos tenido que lidiar con el exceso de información y de desinformación presente en las redes sobre la COVID-19, los confinamientos, las medidas de prevención, el teletrabajo…
En fin, nuestra vida cotidiana se ha visto sometida a constantes vaivenes, que nos dificultaron tomar decisiones de medio y largo plazo a cada uno de nosotros, condicionando nuestro estilo de vida y afectando nuestro bienestar. Hemos tenido que saber adaptarnos, a la fuerza, a las circunstancias que nos ha tocado vivir.
Si todas las familias han tenido que lidiar con esta complejidad, imaginemos en el ámbito empresarial lo complicado que resultó tomar cientos de decisiones que afectaban la continuidad de la empresa y la de los grupos de interés que dependían de cada compañía, como sus empleados, sus proveedores y sus clientes.
Esta etapa demostró lo importante que es para todo tipo de empresas, pymes incluidas, contar con un mínimo de reglas y estructuras de gobierno corporativo que aseguren la correcta identificación de riesgos y la resiliencia empresarial en tiempos de estrés.
Reglas que permitieran beneficios simples, como tomar decisiones efectivas y oportunas en un escenario de tantos cambios, o que facilitaran detectar oportunidades que marcaran el futuro de la empresa, como motorizar una expansión progresiva y diversificada del negocio.
Para todo esto sirve contar con una estructura robusta de gobierno corporativo. Sin ella, es fácil que las entidades se encaminen por la ruta equivocada y se dirijan consecuentemente a la quiebra.
Visto lo anterior, en un sentido estricto, es responsabilidad del Consejo de Administración o del organismo similar que exista en cada empresa prever y preparar a la compañía para que, ante situaciones como esta, las decisiones e informaciones fluyan de arriba abajo y viceversa.
Esto fomenta la estabilidad de la empresa, su crecimiento y, por ende, el mantenimiento de los empleos y la creación de nuevas posiciones. En resumidas cuentas, el gobierno corporativo apoya a las empresas a perpetuarse en el tiempo, al permitir fortalecer la confianza entre ellas y sus grupos de interés.
Esta es la premisa del libro de Gobierno Corporativo de Reino Unido, actualizado en 2018, con el objetivo de generalizar prácticas mínimas de gobierno en las diferentes empresas británicas, sin importar su tamaño, sector o complejidad, para que tuvieran un marco de referencia que las guíe hacia el éxito en el mediano y largo plazo.
Como indicó sir Win Bischoff, presidente del Consejo del FRC (Financial Reporting Council): “El gobierno corporativo en el Reino Unido es respetado a nivel mundial y es un marco en el que los inversores confían cuando deciden dónde asignar el capital. Para asegurarse de que el Reino Unido se adapte a los tiempos, el nuevo código considera cuestiones económicas y sociales y ayudará a orientar el éxito a largo plazo de las empresas del Reino Unido" (la traducción es nuestra).
¿Qué beneficios concretos tiene introducir buenas prácticas de gobierno corporativo en tu empresa?
Míralo desde estos dos ángulos:
- Desde un punto de vista interno, propicia la toma de decisiones efectivas y oportunas, mediante un buen flujo de información desde y hacia el consejo; mejorando el desempeño de la empresa al alcanzar una mejor eficiencia operativa y fortalecer la capacidad de resiliencia al reducir los riesgos en épocas de crisis.
- Desde un punto de vista externo, mejora la percepción de los grupos de interés al comunicarles estas informaciones. Las empresas con visión multistakeholder tienen la ventaja de que analizan las expectativas de sus múltiples grupos de interés y actúan en consecuencia, incrementando con ellos la transparencia y la buena reputación. Esto facilita la captación de inversiones, reduciendo el coste de capital; y más aún, considerando que los inversionistas están dispuestos a pagar hasta un 14% más en una empresa con buen gobierno corporativo;
Hay algunos pasos claves y mínimos que el principal órgano de decisión de cualquier empresa (grande, mediana o pequeña) debe dar para instalar unas buenas prácticas y estructuras de gobierno básicas:
- Ante todo, ten la empresa formalizada y en cumplimiento con la regulación aplicable. Sin duda, una empresa que se comporta éticamente de acuerdo a la legislación vigente es una empresa que impacta de forma positiva en su entorno.
- Trabaja en el compromiso e incentivos del Consejo de Administración para que se centren en la creación de valor, como dicen los americanos “Tone from de top";
- Establece objetivos “SMART" o Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y en Tiempo, por sus siglas en inglés, vinculando la planificación estratégica, la ejecución y los objetivos del negocio con el apetito de riesgos de tu empresa;
- Lleva a cabo una adecuada rendición de cuentas de la gestión ante el Consejo de Administración y ulteriormente a los accionistas, presentándoles, entre otros documentos, tus informes donde se detalla la gestión del último ejercicio fiscal, los informes que dan cuenta de las decisiones sobre gobierno corporativo y tu informe de sostenibilidad.
- Transparenta al mercado y a la sociedad en su conjunto las informaciones y actuaciones de interés de la empresa para ampliar el voto de confianza que te dan para operar, aprovechando las plataformas tecnológicas existentes hoy en día, que facilitan esta labor.
No hay una única forma de construir una estructura robusta de gobierno corporativo. Las sanas prácticas no deben ser una camisa de fuerza para la empresa, que tiene que contar con reglas versátiles que se ajusten a lo que se requiera. Cada cual, en función de muchos factores, como su tamaño, complejidad o sector de actividad, entre otros, definirá el traje que mejor le sienta.
Pero sí es cierto que contar con un gobierno corporativo estructurado, por mínimo que sea, es una ventaja competitiva, especialmente en escenarios tormentosos como los que vivimos en la actualidad.