Cuando tu hijo o hija te dice: "Quiero ser músico"
8 de septiembre - 2016
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Música
jazzpilgrims.co.uk

Fuente: ShutterStock

Hace unos años viví de cerca una situación penosa. Un amigo de uno de mis hijos, con un envidiable talento para la música, autodidacta en su instrumento, excelente oído y una vocación para la música realmente admirable, no pudo estudiar música. Su padre nunca quiso inscribirlo por temor a que el niño llegara a interesarse en dedicarse a ella como profesión.

Un colega de mi esposa, quien es abogada, le preguntó que de dónde le había salido a ella casarse con un músico. Me cuenta ella, además, que algunas de sus amigas le respondieron con "tono de pésame" cuando les dijo que nuestro hijo iba a estudiar música.

¿Por qué tanto prejuicio ante el oficio o carrera de músico? Cualquiera pensaría que ya en pleno siglo XXI habría una mente más abierta al respecto. Desde siempre, las profesiones ligadas al arte han sufrido el estigma de que quienes nos dedicamos a ellas somos unos degenerados, alcohólicos, drogadictos, bohemios y vagos, sin futuro alguno. No es sorpresa que si un joven a punto de terminar su colegio secundario le manifieste a sus padres su interés de dedicarse a la música, la respuesta muy probablemente sea: "¿y de qué vas a vivir?", "¡Esa no es una profesión!" o "¿Estás perdiendo la razón?". Recuerdo que siendo aún un jovencito, cuando le hablé a mi padre sobre mi deseo de ser músico, se sonrió y dijo: "Vas a firmar un contrato con la miseria". Para mi dicha, se equivocó medio a medio...

Muchos padres ignoran los grandes beneficios de que los niños estudien música desde pequeñitos, independientemente de que se dediquen o no a ella cuando sean adultos. Está demostrado que aprender a tocar un instrumento musical desarrolla significativamente las habilidades físicas y motoras del niño. Ayuda además en el nivel académico, pues aprendiendo a dividir los ritmos y las escalas, el intelecto de los niños desarrolla más su aptitud para entender más fácilmente las matemáticas. Hay investigaciones científicas que han concluido que el estudiar música contribuye considerablemente a desarrollar la disciplina, la paciencia y la autoestima en los niños.

Por supuesto, una cosa es estudiar música en la niñez y en la adolescencia, y otra es tomar la música como profesión.

Ciertamente, el futuro para un joven que se dedique a la música es incierto. ¿Pero en cuál carrera no lo es? Si su hijo o hija quiere ser músico, mi recomendación es que lo ponga a estudiar en la mejor escuela de música que su bolsillo pueda pagar, llámese conservatorio o universidad, sea en nuestro país o en el extranjero. Si realmente tiene la vocación, la estudiará con dedicación y disciplina. Eso sí, asegúrese que su hijo o hija entienda que en el arte en general, y en la música en particular, el talento no lo es todo.

Igual de importante es asegurarse de que no elija la música por la razón equivocada. La música no puede verse solo como una profesión sino como una vocación. La fama y el dinero no tienen nada de malo, pero no deben ser la razón principal para dedicarse a la música.

La profesión de músico puede ser tan digna y seria como cualquier otra. La dignidad y seriedad se la damos los músicos.

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