Fuente: Google, Internet.
En todas las áreas de la sociedad, los avances tecnológicos han tenido un grandísimo impacto. La música no escapa a esto. No solo se manifiesta en la construcción y diseño de instrumentos musicales cada vez más sofisticados, sino también en una evolución vertiginosa de los equipos de grabación.
El adelanto más significativo de las últimas décadas ha sido, sin lugar a dudas, la incorporación de la tecnología digital. Aquellas enormes y costosísimas grabadoras análogas de 24 canales pasarían a la historia, siendo sustituidas por grabadoras digitales que usaban formatos muy económicos como las mismas cintas que se usaban para los aparatos de video de consumo casero (VHS, Hi8...). La limitación de los 24 canales desapareció, pues las nuevas grabadoras, aunque solo podían manejar un máximo de 8 canales, podían ser sincronizadas en grupos de hasta 8 unidades, llegando de esa manera a un total de 64 canales.
Pero... ¿a qué nos referimos cuando hablamos de "canales"? La grabación por canales es un método que se utiliza desde finales de los años 50, que consiste en grabar diferentes sonidos de manera independiente, creando un "todo" musical coherente. En otras palabras, se pueden grabar los instrumentos de una canción en diferentes momentos. Por ejemplo, se graban primero los de la sección rítmica (batería, bajo, piano, guitarra, percusión), y en otro momento se pueden grabar los vientos, más tarde las cuerdas y al final las voces. Los canales que son grabadas después do la primera ronda se les llama "overdubs" y lo hacen escuchando los canales ya grabados. Las cabezas de las grabadoras permitían grabar los nuevos canales sin afectar los ya grabados. Esto explica por qué las cintas para grabar a 24 canales llegaron a medir hasta dos pulgadas de ancho.
Este método también permite manipular individualmente el volumen, ecualización y posición en el espectro aural cuando se llega al momento de la mezcla, que es la parte final del proceso, y a través de la cual se reducen todos los canales grabados al formato estéreo que es el que llega al consumidor u oyente final. A propósito, me parece importante que hagamos un pequeño paréntesis para explicar qué es la estereofonía. Es un formato de audio que es grabado y reproducido en dos canales (izquierdo y derecho), con la finalidad de recrear con más realismo y naturalidad, la sensación de que se está presente en el lugar donde se está ejecutando la música que se escucha en la grabación. Si cerramos los ojos en un salón donde un grupo musical está tocando, nos damos cuenta que podemos ubicar el lugar de cada instrumento en el salón. Esto es gracias a que nuestro cerebro puede discernir las pequeñísimas diferencias de tiempo en que el sonido de cada instrumento arriba a cada uno de nuestros oídos. Obviamente, el sonido de lo que está más cerca de nuestro oído izquierdo, tardará unas milésimas de segundo más para llegar a nuestro oído derecho.
Volviendo al tema de los canales, Es importante explicar que algunos instrumentos son grabados en más de un canal. La batería, por ejemplo, puede grabarse hasta en 10 o 12 canales. En otras palabras, cada tambor y cada platillo, se graba en un canal aparte, pues de esa manera se pueden ecualizar y balancear con mucho más flexibilidad. Instrumentos como el piano y la guitarra muchas veces se graban en dos canales, para poder así reproducirse en estéreo, logrando así un sonido más real, de más riqueza sónica.
Así se explica la importancia del aumento de la cantidad de canales disponibles para grabar. Inicialmente, en los inicios (finales de los 1800's y principios de los 1900's), se grababa todo directo a un canal (monofónico), luego, por los 1950's, a dos (estéreo). Paulatinamente se fue aumentando a 4, 8, 16 y finalmente a 24. Podemos entender entonces, la importancia de eliminar ese límite de 24 canales que existió por varias décadas.
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Igual importancia tuvo la incorporación de los secuenciadores. Estos también son grabadores, pero en lugar de audio, graban secuencias de "eventos" que contienen
información para enviar mandatos a instrumentos musicales digitales. Los mandatos que envía son: cuál nota musical tocar, en qué tiempo, por cuánto tiempo y con qué intensidad o volumen. El protocolo
de comunicación que usan los secuenciadores y los instrumentos se llama MIDI (Musical Instrument Digital Interface). En sus inicios, los secuenciadores eran dispositivos dedicados exclusivamente a grabar
o tocar secuencias, pero con el tiempo, se fueron desarrollando aplicaciones para los computadores personales, con las mismas capacidades y funcionalidad de los secuenciadores, lo cual hizo que los mismos prácticamente desaparecieran.
Por otra parte, la incorporación de la tecnología digital a la grabación de audio continuó evolucionando llegando a eliminar la necesidad del uso de cintas, al arribarse a la era de la grabación "no lineal".
Ahora se grabaría directamente a disco duro, lo cual abriría un mundo nuevo en la manipulación del audio. En la actualidad podemos mover el audio en el tiempo, copiarlo, cortarlo, pegarlo. En otras palabras,
lo que hace un programa de procesador de palabras con el texto, lo hacemos con los programas de audio con el material grabado.
Otra invención de mucha relevancia son los sintetizadores y "samplers". El sintetizador
es un instrumento musical que genera señales eléctricas y las convierte en sonidos. Los sintetizadores pueden imitar otros instrumentos o generar nuevos timbres. Un sampler es similar en ciertos aspectos
pero en lugar de generar sonidos, utiliza grabaciones digitales (llamadas samples) de sonidos que son cargadas o grabadas para ser reproducidas mediante un teclado o un secuenciador. Como sabemos, los
sintetizadores abrieron una completa gama de nuevos sonidos musicales que son ampliamente usados en la música moderna. Los samplers hacen posible la imitación muy convincente de instrumentos reales.
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En la parte de la escritura musical, el cambio también ha sido vertiginoso. Existen ya programas que son capaces de transcribir la música y organizar las partituras con una calidad comparable a los calígrafos musicales de antaño.
Como podemos ver, el impacto de los avances tecnológicos en la música ha sido monumental. Sin embargo, soy de los muchos que creen que definitivamente este avance tecnológico ha sido un arma de doble filo. Si bien es cierto que ha "democratizado" la producción musical, no menos cierto es que también ha tenido consecuencias lamentables, ya que el avance tecnológico no ha venido de la mano de un avance en los niveles de la educación musical. Sin lugar a dudas contamos ahora con más y mejores herramientas para hacer música, pero cuando éstas caen en manos de personas sin ningún tipo de formación musical, pueden convertirse en un boomerang que perjudica la calidad de la música.