Esta es la pregunta que ronda la cabeza de casi todos nosotros. ¿Cuándo alcanzaré la libertad financiera necesaria que me permita lograr mis metas?
No hay una única respuesta, pues cada cual tiene un plan de vida con diferentes expectativas y necesidades, y toma decisiones que dirigen su desarrollo personal y familiar hacia un destino final u otro.
Sí que podemos, no obstante, ofrecer un panorama general, comenzando por analizar las etapas de vida por las que todos, absolutamente todos, transitamos y ver cómo cada una de esas etapas se ve afectada por tu situación financiera.
Desde el punto de vista de las finanzas personales, la vida se divide en cinco etapas básicas:
- Cuando no tenemos dinero ni responsabilidades, pero sí mucho tiempo y energías.
- Cuando tenemos ingresos y todavía las responsabilidades son reducidas, y además también contamos con tiempo y fuerzas para afrontar los desafíos.
- Cuando tenemos dinero y además grandes responsabilidades, como proveer lo necesario para la familia, pero nos afecta la falta de tiempo y nuestra energía está puesta casi absolutamente en producir y crear.
- Cuando nuestra mayor responsabilidad en términos financieros empieza ser cuidar de nosotros mismos y mantener nuestro estilo vida: afortunadamente el dinero sigue fluyendo, aunque la energía disminuye.
- Cuando nos retiramos laboralmente: si hemos construido bien el camino para llegar a esta etapa, ahora tenemos ingresos y el tiempo suficiente para poder gestionar un portafolio de inversiones en bienes raíces o en el mercado de valores.
¿Qué tratar de tener claro en cada etapa?
Lo ideal, en términos de alcanzar la seguridad financiera del futuro, es enfocar nuestros esfuerzos financieros desde la etapa de vida número 2: somos jóvenes, llegamos a nuestros primeros empleos, pero no tenemos grandes responsabilidades.
Aprovechar esta etapa para iniciar con esa planificación financiera, teniendo como base principal el ahorro y el aprendizaje sobre las inversiones, puede hacer la diferencia.
Documentarse desde temprana edad sobre el buen manejo del dinero nos dará las herramientas para enfrentar los imprevistos de la vida desde temprana edad.
Si no nos ha sido posible y llegamos a la etapa número 3, no perdamos más tiempo: tracémonos seriamente las metas financieras que queremos lograr, cuando nuestra capacidad de producción está al máximo.
A pesar de las grandes responsabilidades familiares a las que tendremos que hacer frente en esta etapa, siempre podremos organizarnos financieramente para tener la capacidad de ahorrar e invertir, con el fin de construir los cimientos necesarios que nos permitirán ingresar con más comodidad en las etapas 4 y 5.
Puedes ayudarte con este plan de organización financiera. Pero, si lo prefieres y quieres optimizar al máximo tus finanzas, recuerda que tienes disponibles asesorías financieras personalizadas, en las que puedes invertir tus Millas Popular.
Llegamos a la plena madurez
Repasemos ahora los dos últimos puntos en las etapas de la vida. Digamos que, en términos generales, una vez pasados los 50 años de edad, los hijos comienzan a dar sus primeros pasos hacia su independencia, empiezan a contar con sus propios ingresos y no dependen tanto de nuestro sustento. Se acerca la etapa donde el patrimonio que hayamos construido será nuestro medio de vida para el futuro.
Es en la penúltima etapa, la número 4, cuando podemos dedicarnos a vivir plenamente, a transitar por el presente de manera más relajada, mientras seguimos construyendo nuestro retiro de forma consciente.
No pierdas el foco en este punto: ahorra e invierte para el momento en que no seas laboralmente activo y busca vías para aumentar tu pensión de jubilación. Aportar de manera extraordinaria en tu plan de retiro incrementa tus utilidades a largo plazo y te garantiza un volumen económico que puede apoyar el estilo de vida con el cual deseas retirarte.
Quizá podemos llamar a alguien de dicha edad una persona madura en plenitud. Es la época de tener la mejor vida, porque tienes fuerzas para hacer lo que deseas y dinero para ejecutar tus planes. Es la etapa donde más claro tienes lo que no quieres dejar de hacer y soñar con la vida que deseas.
Mucho cuidado, porque ahí es donde muchos fallan, si no tienen planes de futuro concretos.
Para estos fines, existe una película del año 2007, dirigida por Rob Reiner, que a muchos nos pone a pensar: The bucket list. En español la titularon Antes de partir, para Hispanoamérica, y en España, Ahora o nunca.
La idea del filme nos habla de que siempre estamos a tiempo para vivir con propósito. A dos hombres, bastante entrados en edad y con diferentes historias de vida, aunque en ambos casos con resultados agridulces, les detectan sendas enfermedades terminales. Coinciden en la habitación del hospital donde reciben tratamiento contra el cáncer. Durante su estancia, rememoran sus listas de deseos y necesidades frustradas: todo lo que planificaron o soñaron se torció por las circunstancias sobrevenidas o las decisiones tomadas. Ante la certeza del final de la vida, deciden escapar y emprender un viaje por carretera para cumplir con esa lista de tareas pendientes antes de morir.
Tener nuestra lista con esas actividades es el primer paso para lograrlas, para perseguirlas, para tenerlas como motivación. Puedo soñar, pero tengo que despertar y realizar mis sueños, si quiero vivirlos. Digámonos en cada etapa del camino, “tengo que vivir con propósito" y eso incluye también tener bien organizadas nuestras finanzas con propósito.
Algunos sueños necesitan dinero, otros solo actitudes. Lo importante es saber lo que me hace feliz, planificarme para lograrlo y vivirlo. ¿Qué te hace feliz?
- Quizá es viajar. Conocer destinos exóticos, con o sin compañía. Planifícate para contar con esos días del año en los que cumplir tu sueño.
- Podría ser enseñar a los demás o dedicar tu tiempo a tareas de voluntariado. Igualmente, necesitas contar con los recursos para dar salida a esa necesidad vital.
- A lo mejor quieres emprender, pero tienes antes que trabajar en otras empresas para ganar experiencia y recursos financieros antes de establecer tu propia aventura empresarial y agotar las fases necesarias del emprendimiento para que tu negocio alcance la madurez requerida.
Sea cual sea tu sueño o necesidad, la prioridad es tenerlos bien claros en tu lista.
Dice un cuento que la vida inicia cuando los hijos comienzan a trabajar y los perros se mueren. La moraleja de este chiste es que las responsabilidades con relación a otros se reducen y podemos dedicarnos a nosotros mismos. Quizá es el momento de conocernos más y volver a conectar con lo que somos
Algunos se confunden y comienzan a asumir nuevas responsabilidades con otros, quizá por miedo a dejar de ser útiles, pero que les desvían de sus metas soñadas. Eso no necesariamente es malo, pero sí debemos tener claro que responsablemente estamos alejándonos de nuestro propósito.
Sea cual sea la decisión, trata de tener pendiente lo siguiente:
- Es recomendable hacer tu plan de organización financiera, en el que incluir tu lista de sueños y cómo alcanzar cada uno.
- Tener un presupuesto para cada uno de los sueños que requerirán de dinero y las vías para obtener esos recursos.
- Si compartes el tiempo con otra persona, deben ponerse de acuerdo sobre cuáles sueños son en común, cuáles intentarán lograr individualmente sin poner en riesgo la estabilidad de pareja y en cuáles tendrán uno y otro que ceder.
- Saber que no todo es alcanzable, pero no por eso debemos dejar de soñar.
Dedicarnos tiempo a nosotros mismos puede ser la mayor motivación para disfrutar al máximo esa etapa en la que tenemos dinero, tiempo y fuerzas, después de los 50 años. Quizá el momento donde inicia la mejor vida.