Ensalada Primero
1 de abril - 2016
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Gastronomía
Langosta

Mucha gente me pregunta que cómo es que, si me la paso cocinando y probando todo el tiempo, no estoy más gordito. Esto se lo podría atribuir a varias razones tales como contextura física, genes o metabolismo. Sin embargo, a mí me parece que la razón primordial de que mantenga el mismo peso tiene que ver más con mi hábito alimenticio.

Aquí no voy a hablar de ciencia alimenticia, ni de dietas, calorías, carbohidratos o proteínas ni nada por el estilo. Este tema lo manejo comiendo de todo, lo más balanceado posible, pero sin prestarle tantísima atención al asunto. Claro, me abstengo de los dulces y postres innecesarios, que aunque deliciosísimos, no me aportan nada.

Me enfoco en realizar diariamente un ejercicio sencillo, sobre todo durante el almuerzo.

En nuestra cultura el almuerzo constituye el alimento fuerte, donde por lo general nos sentamos a disfrutar de más variedad y cantidad de alimentos. Aquí es precisamente donde practico el simple ejercicio, el cual lo disfruto a plenitud y forma parte de mi hábito: ensalada primero.

Cuando nos sentamos a almorzar, por lo general tenemos tanta hambre que los primeros bocados los ingerimos vorazmente, tragándolos casi sin siquiera masticarlos bien, y solo luego de varios de estos desenfrenados bocados se va calmando la ansiedad y empezamos a masticar más lentamente. Entonces, en vez de sentarme a la mesa y agarrar un tostón o una arepita, o servirme la montaña de arroz con habichuelas… me sirvo un plato de abundante ensalada, la baño con aderezo y ¡que comience la fiesta!

La ensalada se encarga de calmar toda esa voracidad, esa ansiedad y desenfrene de los primeros bocados, y los mastique bien o me los trague casi intactos serán los que me acondicionarán para seguir comiendo más adelante. Ya con el estómago listo y las ansias controladas me serviré del resto de los manjares que tenga al frente, probablemente en menores cantidades, y los bocados vendrán, sin la ansiedad que genera tener hambre.

Claro, la fritura siempre la dejo de último, cuando ya no me cabe casi nada. De esta forma comeré uno o dos tostones, arepitas, arañitas o cualquiera que sea la oferta, en lugar de los cinco o seis que me comería si comenzara por ahí.

Muchos dirán, ¡pero la ensalada es tan aburrida! Y yo estaría de acuerdo si esta fuera monótona. Pero hay tantas opciones para vestirla que aseguro que no sería aburrida en lo absoluto, todo lo contrario, podría convertirse en el anhelo del almuerzo.

Para mantenerlo sencillo y realizable, la base podría ser la misma: lechugas y espinaca, por ejemplo, sabores neutros que permiten de todo. Y luego de esta base las posibilidades serían incontables.

¿Más verdes?
Repollos
Berro
Rúcula
Kale

¿Otros vegetales? ¿Crudos o cocidos?
Zanahoria
Rábanos
Pepino
Zucchini
Pimientos
Tomates
Broccoli
Aguacate
Coliflor
Remolachas

Estos son solo algunos de los que están siempre disponibles en los supermercados.

¿Granos y semillas tostadas?
Habichuelas, frijoles, gandules
Lentejas y garbanzos
Couscous y quinoa
Aceitunas y alcaparras
Nueces, maní
Semillas de cajuil
Chia
Semillas de ajonjolí
Semillas de girasol
Semillas de auyama
Brotes frescos

¿Frutas?
Todas las que te gusten.

Con solo mezclar una ensalada con algunos de estos, y variarlos cada día, tendríamos una inmensidad de posibilidades. Pero esto no termina ahí.

¿Qué les digo de los aderezos?

Aquí también tendríamos mucho para jugar y conjugar sabores.

Lo importante es lograr que nuestras ensaladas del almuerzo no sean aburridas, sino que se conviertan en las que esperáramos ansiosamente cuando el hambre nos grita.

Aquí les dejo unos cuantos aderezos de mis favoritos con los cuales podrías jugar a tu antojo, y por ende, alimentarte mejor.

Ajo y limón
Sencilla pero súper agradable

½ diente ajo, bien majado
1 cucharadita de mostaza Dijón
1½ cucharadita de limón agrio
1 pizca sal y pimienta negra
1 cucharada de queso parmesano
5 cucharadas de aceite de oliva

Escabechito criollo
Para no perder la identidad

1 cucharada de tomate Barceló, picadito
1 cucharada de ají cubanela, picadito
1 cucharada de cebollín, picadito
1 cucharada de cilantrico (recaito) picadito
1 cucharadita de alcaparritas
1 cucharadita de mostaza Dijón
2 cucharadas de vinagre de vino tinto
1 pizca sal y pimienta negra
5 cucharadas de aceite de oliva

Asiático
Un sabroso giro oriental

½ diente ajo, bien majado
1 cucharadita de mostaza Dijón
1 cucharada de salsa soya Kikkoman lite
1 cucharada de vinagre de arroz
1 cucharadita de aceite ajonjolí
1 cucharadita de azúcar crema
1 pizca sal y pimienta negra
5 cucharadas de aceite Canola

Caesar
La más querida

1 diente de ajo pequeño
1 cuacharada de anchoas
1 cucharadita de mostaza Dijon
1 cucharada de salsa inglesa
1 huevo crudo
1 pizca sal y pimienta
1cucharad de limón agrio
1 cucharada de queso Parmesano
½ taza aceite de oliva

De Yogurt
Con aires del mediterráneo

1 cucharada de limón agrio
1 cucharadita ralladura limón
½ diente ajo pequeño majado
1 o 2 cucharadas de menta o hierbabuena, picadita
3 cucharadas de aceite oliva
5 cucharadas de yogurt sin azúcar
Sal y pimienta al gusto

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