Educarse financieramente y tener conciencia sobre la importancia del manejo del dinero es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros.
Las decisiones personales a lo largo de la vida de una persona incorporan, directa o indirectamente, componentes financieros que afectan el entorno personal y familiar de ese individuo. Toda decisión tiene una consecuencia.
Sin embargo, la educación financiera no forma parte de la currícula escolar y rara vez se practica en familia. Parece que no se considera prioritaria, cuando todo el mundo sabe el alto impacto que significa no saber de finanzas personales.
Los recursos personales y familiares constituyen un recurso que hay que saber administrar: tienen un poder económico que nos permitirá progresar o retroceder en la vida. Nos darán o nos restarán salud financiera y estabilidad emocional. Todo depende de cómo los gestionemos.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la educación financiera permite los usuarios financieros mejorar su comprensión sobre la naturaleza de los productos financieros y conocer sus conceptos, desarrollar habilidades para ser más conscientes de los riesgos y oportunidades financieras, realizar elecciones informadas y adoptar acciones para mejorar su bienestar financiero.
Para llegar a este control adecuado y un balance positivo en las finanzas personales, hay que tener en cuenta estos tres fundamentos claves:
¿Por qué debo educarme financieramente?
Nos pasamos toda la vida en un mismo círculo, ganamos dinero y lo gastamos en la misma medida de nuestros ingresos o, peor aún, gastándolo mucho más de lo que podemos.
Normalmente tenemos la conducta de comprar más de lo que necesitamos, adquirir deudas que no podemos pagar y ahorros que no contemplamos porque no tenemos ni propósitos ni metas claras.
Para educarse hay que estar abiertos a recibir información y a aceptar que hay que cambiar la conducta sobre el dinero.
Está comprobado que el principal problema es en un 80% un tema de comportamiento, en tanto que el 20% restante es de conocimiento.
Educarte y decidir darle una buena dirección a tus ahorros es cuestión de voluntad. Si no te sientas y dices hasta aquí llegué en mi situación actual, entonces no habrá cambios.
¿Cuáles son los conocimientos que necesito tener?
Lo primero es enfrentarte contigo mismo, mirar en tu interior y aceptar que quieres un cambio. Entonces y solo entonces, puedes iniciar. Cuando lo hagas, responde a esta autoevaluación:
- Revisa cuál es tu conducta ante el dinero, cuando lo tienes y cuando no lo tienes, cómo actúas o cómo manejas la situación. ¿Eres de los que no sabe decir NO?
- Conoce en qué estas gastando el dinero que recibes. Haz tu fotografía financiera.
- ¿Cómo se comporta tu familia, tus hijos? ¿Son conscientes de que hay que ahorrar, que hay que cuidar lo que tenemos?
- ¿En la pareja, te estás comunicando sobre el dinero? Lo que ingresa: ¿es nuestro o lo tuyo es tuyo y lo mío es mío?
- Hazte esta pregunta: si pierdo el trabajo ahora, ¿estoy preparado o no? ¿Puedo seguir proveyendo a mi familia?
- Y también busca respuesta para esto: ¿tengo claro cuántas deudas poseo? Y cuando hablamos de deudas son todas las deudas, no solo las bancarias.
- ¿Tengo coberturas de seguros? Y si es así, ¿sé cuánto me cubren y si mi patrimonio está protegido ante una incidencia?
Y ya cuando te hayas contestado esas preguntas, entonces empiezas a dar los pasos claves que te permitirán crecer financieramente y estar más organizado.
¿Cuáles son esos pasos claves para organizarse financieramente?
Ahorros, gastos, inversiones, pasivos, activos, tasas, interés compuesto, presupuesto, estado financiero… Son muchos los términos con los que familiarizarse y, seguramente, te pueden abrumar. Así que te preguntarás: ¿por dónde empiezo?
- Analiza tus ingresos y tus gastos: hazlo de forma mensual, quincenal, anual o extraordinaria, pero hazlo. Ten claridad de todo lo que cuentas y visualiza, al menos en este último año, cuánto has recibido de tus diferentes fuentes de ingreso.
- Identifica tu situación: revisa si tu oportunidad está en los ingresos o en los gastos por comportamiento, por altos costos u otros. ¿Qué necesitas hacer para cubrirlos o qué necesitas para reducirlos?
- Elabora tu presupuesto: el presupuesto es donde diriges tu dinero y le pones un nombre a todos tus ingresos igual que lo harás con tus ahorros. Todo debe ir incluido en él, hasta lo más mínimo. Aprender a construir un presupuesto, te tomará cerca de seis meses hacerlo ajustado a ti y a tu realidad, así que no desesperes. Recuerda que un buen presupuesto debe ser igual a 0 y el resultado final es planificación y crecimiento económico.
Si necesitas la orientación de nuestras facilitadoras certificadas del programa Finanzas con Propósito, puedes contratar una asesoría personalizada con tus Millas Popular.
Para educarte financieramente, es bueno contar con un material de lectura que te enseñe los conceptos básicos, como esta guía que te proponemos aquí.
También te recomendamos hacer buenas lecturas que te ayudarán a guiarte y tomar las mejores decisiones a lo largo del tiempo:
- “Padre Rico, Padre Pobre", de Robert Kiyosaki
- “Secretos de la mente millonaria", de T. Harv Eker
- “Retire Inspire", de Chris Hogan
- “El hombre más rico de Babilonia", de George S. Clason
- “105 preguntas que los niños hacen acercad del dinero"
- “La transformación total de su dinero", de Dave Ransey
- “Unshakeable", de Tony Robbins
En un mundo globalizado y cada vez más complejo, también se complejiza la oferta de productos financieros y de inversión. Para evitar caer en una situación de vulnerabilidad y exclusión de las oportunidades que esto representa, hay que subsanar ese déficit de cultura financiera cuanto antes.
La educación financiera es, además, un motor de desarrollo económico y social. Contar con ciudadanos responsables financieramente, gente capacitada en el manejo de sus finanzas a nivel personal y familiar, es una garantía de estabilidad económica para un país.
Educarse en finanzas es una inversión de futuro. Mientras más educado financieramente estés, mayores serán tus niveles de ahorro, mejores decisiones de crédito y endeudamiento tomarás, más acertadas serán tus decisiones de inversión, mayores pensiones lograrás y un más alto nivel de vida disfrutarás junto a los tuyos.
¿A qué esperas?