La Agenda para el Desarrollo Sostenible o Agenda 2030, acordada en 2015 por unanimidad de los Estados miembros de la Asamblea General de Naciones Unidas, se dirige al mundo completo. No es solo una propuesta para los gobiernos o las ONG, sino que también aplica a empresas de todos los tamaños y al ciudadano común.
Esta agenda se concreta en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como la mejor respuesta a los desafíos del momento actual. Estos ODS y sus 169 metas asociadas se proponen restablecer el equilibrio ecológico del planeta y abordar los retos sociales más urgentes: poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y mejorar las condiciones de vida de la población.
Todos podemos contribuir, pero el liderazgo empresarial es imprescindible para alcanzar los ODS. Y este liderazgo sólo se producirá si las pequeñas y medianas empresas, que conforman la mayor parte del tejido empresarial del país y son las grandes creadoras de empleo, asumen este reto.
El impacto de las pymes dominicanas es altísimo: según datos del Ministerio de Industria y Comercio, en República Dominicana el 99% de las empresas son mipymes y pymes, juntas contribuyen con casi el 40% del PIB y son responsables de crear casi 3 millones de empleos.
Es posible transformar la economía y los mercados para que sean sostenibles, siempre que haya empresas dispuestas a asociar la rentabilidad económica con la generación de impactos sociales y ambientales positivos.
Una economía de futuro se construye con empresas que tengan visión de futuro, visión sostenible.
Lo demanda claramente una sociedad cada vez más concienciada y exigente, que exhorta a las empresas a trabajar en favor del desarrollo sostenible y del bienestar colectivo.
Según datos de la consultora Bain&Company, consumidores, colaboradores e inversionistas exigen cada vez más esa mirada sostenible a todas las empresas. Algunas cifras:
- Los productos comercializados como sostenibles crecieron 5.6 veces más rápido que los productos regulares.
- Un 73% de los consumidores a nivel mundial cambiarían sus hábitos de consumo para reducir el impacto en el medioambiente.
- Los inversores apoyan las finanzas relacionadas con el clima con US$118 billones.
- Un 78% de los inversores en el mundo dicen que Estados Unidos debe poner más énfasis en la sostenibilidad.
- El 75% de los colaboradores entre 18 y 34 años quiere que sus empleadores tomen una posición respecto al cambio climático.
- Las compañías con mayor responsabilidad social empresarial aumentan en un 16% su productividad.
Por tanto, hay claros beneficios. Operar en armonía con los ODS dota a las empresas de mayor competitividad y crea también oportunidades de nuevos negocios y nuevas relaciones con grupos de interés, que impulsarán a las pymes que adopten esta mentalidad. Una pequeña empresa puede verse beneficiada con una reducción de costos, acceso a financiamiento de organismos multilaterales o ventajas fiscales, entre otros aspectos.
Alinear los objetivos económicos empresariales con la equidad y la sostenibilidad, sin dejar a nadie atrás, como propugna Naciones Unidas, abre a las empresas medianas y pequeñas un marco de operación donde pueden innovar en gestión, productos y servicios, al tiempo que impactan positivamente en las comunidades y en el medioambiente.
No se trata de meras palabras o un discurso publicitario, sino de acciones concretas, alineadas a esos ODS. La pregunta es: ¿cómo una pyme, con recursos financieros y humanos limitados, puede ser más responsable e implementar estos cambios?
De entrada, las pequeñas empresas cuentan con una estructura gerencial simple y una propiedad concentrada en pocas manos. Esto determina que su ámbito de acción sea relativamente local. Por eso, deben enfocarse donde realmente pueden tener mayor impacto. Es un error imitar a las grandes compañías, aunque sí pueden aprender de ellas.
Toda empresa, independientemente de su tamaño, tiene como primer deber producir bienes y servicios de calidad, que cubren una necesidad para el desarrollo de la sociedad. Y, por supuesto, debe cumplir a cabalidad con todas las obligaciones fiscales, laborales, sanitarias, de seguridad y ambientales que exijan las autoridades.
Si miramos en función de sus principales grupos de interés, toda pyme tiene la responsabilidad de cumplir con sus empleados en primer término: con un contrato y una retribución adecuados a sus funciones. Está también la buena gestión con los proveedores, que son aliados en la consecución de los objetivos de la empresa. Y además existe la responsabilidad de retribuir a los accionistas, socios o propietarios, porque estos garantizan la sostenibilidad del negocio.
Más allá de estos criterios económicos, hay otros elementos esenciales para la operación empresarial. Cualquier empresa tiene una responsabilidad social y ambiental con el entorno en el que desarrollan su actividad, que amplía los requisitos legales mínimos.
¿Por qué? Porque una empresa no puede permanecer indiferente ante problemas que afectan a su comunidad o el medioambiente, si quiere y pretende ser sostenible en el tiempo. Esto le permite demostrar que es una empresa ética que responde a las expectativas de sus grupos de interés.
Una empresa social y ambientalmente responsable busca la manera de hacer buenos negocios que ayuden a transformar el entorno social y ambiental con impactos positivos y un desarrollo armónico.
Un gran aliado para esto es la innovación tecnológica. Hay muchas herramientas que te pueden ayudar. Las tecnologías digitales son uno de los principales impulsores de la agenda de las Naciones Unidas hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Ventajas de las pymes para adoptar una visión sostenible:
- Conocen mucho mejor sus comunidades
- Puede reaccionar más rápidamente a las necesidades de sus clientes
- Tienen más información sobre las expectativas de sus empleados y suplidores
Esto le permite, por ejemplo, desarrollar un producto o servicio innovador que se ajuste a las necesidades reales de los clientes, conciliar la vida laboral y familiar de los empleados, establecer políticas de apoyo a los suplidores, crear capacitaciones para la fuerza laboral, sustituir materiales por otras alternativas menos contaminantes, producir con energía limpia o contar con una flotilla de vehículos sostenibles, colaborar en iniciativas culturales o sociales de la comunidad, contratar a personal en riesgo de exclusión.
Las posibilidades son enormes y hay mucho camino que recorrer para avanzar hacia un mundo más sostenible.
Hay muchas pymes que hacen muchas de estas cosas sin saber que están haciendo responsabilidad social y sin medir su impacto. Necesitan mayor estrategia y enfoque, contar con un plan coherente y consistente, que conecte con el negocio y rinda cuentas de lo logrado.
En líneas generales, se pueden identificar cuatro fases para implementar los ODS en una pyme:
- Fase 1. Definir los impactos de tu empresa positivos y negativos.
- Fase 2. Priorizar los ODS relacionados a tu negocio y relevancia en tus grupos de interés.
- Fase 3. Establecer objetivos e indicadores de gestión con base en los ODS que priorizas, garantizando lineamientos que los integren en el negocio.
- Fase 4. Gestionar la sostenibilidad en el corto y el largo plazo, asegurando el cumplimiento de los objetivos establecidos.
Si actúan de esta forma e incorporan su visión responsable al negocio, incrementarán las ventas, porque los consumidores prefieren comprar en empresas responsables; aumentarán la competitividad y productividad de los empleados, que serán más leales y comprometidos; generarán una mayor atracción de talento entre potenciales colaboradores y ganarán en reputación, porque la sociedad percibirá las buenas prácticas empresariales que se están llevando a cabo.